Jürgen Habermas(pensador alemán, integrante de la Escuela de Frankfurt)
nació en Dusseldorf en 1929, estudió en las universidades de Gotinga, Bonn y Marburgo y trabajó en las universidades de Heidelberg y Frankfurt. De 1971 a 1980, dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg. En 1994, se jubiló.
Quiero destacar 3 perlitas de su obra:
1) Su ataque radical a la idea de que la ciencia y la investigación modernas son objetivas. Habermas opina que la ciencia y la tecnología están más bien regidas por valores e intereses que a veces contradicen la búsqueda desinteresada de la verdad. Habermas sostiene que la sociedad tecnológica y el consiguiente aumento de la burocracia han servido, entre otras cosas, para perpetuar las instituciones del Estado. De esta forma la razón y la ciencia se han convertido en herramientas de dominación más que de emancipación.
2) Su teoría sobre la racionalidad: la habilidad para pensar de forma lógica y analítica. Habermas imagina un futuro en el que la razón y el conocimiento trabajen en pro de una sociedad mejor. En ese futuro, la comunicación humana no debería estar sujeta a la dominación del Estado y los ciudadanos racionales deberían poder actuar en la sociedad de forma libre en el ámbito político.
3) La supervivencia de una sociedad demanda satisfacer dos tipos de exigencia, según Habermas: "reproducción material" y "reproducción simbólica". La "reproducción material" supone un grado suficiente de eficiencia en la producción de bienes materiales indispensables, en tanto que la "reproducción simbólica" está vinculada al hecho de que los principios, reglas e instituciones que garantizan la convivencia pacífica sean generalmente reconocidos, a lo largo de los años, como válidos y vinculantes. Si la "reproducción material” o la "reproducción simbólica" fallan, la continuidad del grupo social corre serios riesgos.
Siguiendo esta línea de pensamiento, es de destacar que los sistemas educativos son los principales encargados de la “reproducción simbólica” en América y otros países.
La masividad de la educación y la incorporación generalizada de la mujer a los sistemas educativos han garantizado, en la segunda mitad del siglo 20, la “reproducción simbólica” en América y otros países.
Ya cumplida una década del siglo 21, emerge como imperativo observar “LA EFICACIA” de los sistemas educativos para transmitir habilidades que permitan la “reproducción material” y la “reproducción simbólica”.
Si una sociedad fracasa en cumplimentar debidamente estas exigencias (“reproducción material” y “reproducción simbólica”) lo paga con su extinción, tal como lo enseña la historia de la humanidad.
“Todo verdor perecerá”, me decía mi amigo Osvaldo, un viejo comunista, que añoraba (con un hachazo en el alma y un lagrimón en la mejilla) su querida URSS, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
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