jueves, 27 de mayo de 2010

Bicentenario



Por Paloma Auriti



La libertad es parte un proceso que no empezó en 1810 ni ha terminado aún.

Reducir la fecha al 25 de mayo nos puede hacer olvidar las acciones realizadas mucho tiempo antes (que permitieron la independencia) y nos puede hacer perder de vista la responsabilidad de lo qué aún no hemos conseguido ni otorgado.

A doscientos años de la gloriosa liberación de España no se han restituido los derechos de los dueños de la tierra ni se han reparado los daños ocasionados.

Los pueblos originarios, ¿podrán festejar alguna vez su bicentenario?

Las instituciones que lideraron las masacres más bárbaras, como intentar despojar al ser humano de sus derechos a las tierras, la identidad, la religión o las ideas ya no son excusa para que sigamos actuando de la misma forma, por acción u omisión. Si en un momento no fuimos culpables, ahora, después de doscientos años, ¿en qué lugar nos pone seguir callando las injusticias?

Sartre dijo que un hombre es lo que hace con lo que hicieron de él. Nosotros podemos decir que un país es lo que hace aún con lo que hicieron de él.

Es curioso ver que el origen de la palabra libertad tiene la misma raíz de crecer, desear y amar. Podemos pensar que alguien es libre cuando tiene la libertad de desearse (y consecuentemente conseguir) cosas para sí mismo y para los demás. Esto nos lleva a pensar qué cosas hemos conseguido, qué deseamos y cuánto hacemos por el deseo de todos los argentinos.

¿Podrá haber libertad sin amor, sin crecimiento?

¿Somos libres si quién está a nuestro lado no es oído en sus reclamos?

Festejemos el habernos emancipados de España pero sigamos trabajando para independizarnos de nosotros mismos, de nuestras miserias de nuestros egoísmos, sólo así seremos realmente libres.

Mientras pongamos excusas para no reparar los daños, seguiremos produciéndolos, con el agravante de que ya no estamos a la sombra de las instituciones que lideraron los saqueos y matanzas, sólo estamos a la sombra de nuestras conciencias.

Podemos festejar 200 años de un proceso de independencia, pero ser concientes de las cadenas que nos faltan romper.

Festejemos el valor de quienes iniciaron estos pasos de independencia, hace más de 200 años, no nos durmamos en los laureles, que son tan efímeros como los espejismos y la gloria. Sigamos haciendo patria soberana y libre, de los de afuera y de nuestros egoísmos.

El Bicentenario es la oportunidad histórica para generar el acto de reivindicación de las naciones originarias. ¿Cuándo podrán ellos festejar su bicentenario?



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