Las mujeres miran, al bailar, los movimientos que hace el hombre con la parte superior del cuerpo. Es lo primero que atrae a las mujeres y permite distinguir a un buen bailarín de un mal bailarín, para ellas.
A las mujeres las excitan sobre todo los hombres que, a modo de John Travolta, bailan con movimientos vigorosos y no estereotipados tanto del torso como del cuello, mostrando sentido del ritmo pero también creatividad.
Es raro que se considere un buen bailarín a alguien que se limita a mover los brazos sin hacer otra cosa.
Los movimientos que hace el hombre pueden indicar en cierto modo su cualidad reproductora en términos de salud, vigor o fuerza, aunque eso es una conjetura.
Las mujeres distinguen: la amplitud de los movimientos del cuello, del tronco, del hombro y de la muñeca izquierdos, así como su variabilidad, además de la velocidad de movimiento de la rodilla derecha.
Distinguen sobre todo los movimientos amplios y variados del cuello y el tronco.
Lo que miran las mujeres no implica destruir el apotegma “billetera mata galán”. Son magnitudes diferentes.
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