Un negocio de la vergonzante Argentina
La Argentina ha liderado la exportación mundial de caballo por muchos años. En 2010, el país exportó 23.880 toneladas de carne equina, generando más de US$75 millones.
La carne de caballo argentina se vende principalmente a Rusia, Holanda, Francia, Italia, Japón, Bélgica y Alemania. El mercado ruso es el más grande: absorbe más de la mitad de la producción argentina.
Los consumidores de este tipo de carne aseguran que es más saludable, ya que tiene menos colesterol que la carne vacuna, posee un alto contenido de hierro y está libre de aftosa. Se estima que en 2009, se comercializaron 145.000 toneladas de carne equina en todo el mundo.
En la Argentina, la producción de carne de caballo comenzó a tomar vuelo a partir de 1995, año en el que se promulgó una ley que reguló la actividad.
Antes de eso, la faena de caballos para consumo doméstico estuvo prohibida por muchos años, dado que el caballo es considerado un noble compañero del hombre y no una fuente de alimento.
No obstante, el comercio en torno a este animal es histórico: ya en el siglo 18 se exportaban las cerdas de su cola a África y su cuero a Europa. La grasa de los caballos era utilizada para elaborar velas y jabones en “la jabonería de Vieytes”.
A partir del siglo 19 se empezó a usar la carne de caballo para fabricar embutidos y conservas. Hoy, el negocio continúa: en 2010 fueron sacrificados más de 150.000 equinos en la Argentina para satisfacer la demanda desde el exterior.
El país cuenta con 1.900.000 caballos registrados.
A pesar de ser un líder mundial en la exportación de carne de caballo, para la Argentina, este negocio representa una fracción mínima de su comercio exterior.
Si bien los US$ 75 millones que generó la venta de carne de caballo en 2010 es una cifra importante, se trata de un monto pequeño al lado de los US$ 1047 millones que aportó la carne vacuna, y los US$ 17.284 millones que ingresaron por la soja (el yuyito de Cristina).
Pese a ser un negocio marginal, representa cerca del 7% de las ventas de carne vacuna.
(Curtiendo exportaciones alternativas, hay que estudiar la posibilidad de producir y exportar perros, gatos, ranas, caracoles, cuises, lagartos y otros bichos. En todos estos rubros, especialmente en gatos, la Argentina cuenta con probados expertos. Marley sería un buen asesor (o ministro) del área.)
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