Stephen William Hawking
Francesco Schettino
Stephen William Hawking
Físico teórico británico, conocido por sus intentos de aunar la relatividad general con la teoría cuántica y por sus aportes relacionados con la cosmología.
Nació el 8 de enero de 1942 en Oxford. Hoy, tiene 70 años. Obtuvo el doctorado en la Universidad de Cambridge, donde trabaja como profesor de matemáticas desde 1979. Gran parte de su trabajo hace referencia al concepto de agujero negro. Su investigación indica que la relatividad general, si es cierta, apoya la teoría de que la creación del Universo tuvo su origen a partir de una “Gran Explosión” o Big Bang, surgida de una singularidad o un punto de distorsión infinita del espacio y el tiempo. Más tarde depuró este concepto considerando todas estas teorías como intentos secundarios de describir una realidad, en la que conceptos como la singularidad no tienen sentido y donde el espacio y el tiempo forman una superficie cerrada sin fronteras.
Entre sus obras se encuentran Historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros (1988), El universo en una cáscara de nuez (2002), On the Shoulders of Giants (A hombros de gigantes, 2002) y Brevísima historia del tiempo (2005). Casi toda su obra refleja su esfuerzo por tratar de hacer más accesibles al público en general conceptos físicos complejos.
Stephen Hawking está gravemente discapacitado a causa de su enfermedad: la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la cual no le impide mantener su alta actividad científica y pública. Los primeros síntomas de la enfermedad aparecieron durante su estancia en Oxford y finalmente se le diagnosticó ELA a los 21 años (1963), justo antes de su primer matrimonio. En ese momento los médicos le pronosticaron que no viviría más de 2 ó 3 años (tiempo de supervivencia normal en esa enfermedad), pero ha sobrevivido aunque padeciendo el progresivo avance de la discapacidad.
En 1985 se le practicó una traqueotomía y perdió la voz; desde entonces utiliza un sintetizador de voz para comunicarse. Paulatinamente ha ido perdiendo el uso de sus extremidades, así como el resto de la musculatura voluntaria, incluyendo la fuerza del cuello para mantenerse con la cabeza erguida; con todo esto, su movilidad es prácticamente nula. La silla de ruedas que utiliza en público está controlada por una computadora que maneja a través de leves movimientos de cabeza y ojos, que también le permite seleccionar palabras y frases en su sintetizador de voz.
Su ex mujer destacó (mientras miraba una fotografía del científico quien tenía en brazos a uno de sus hijos) que el humor para enfrentar la adversidad, las ansias de vivir y la audacia intelectual eran sus rasgos sobresalientes.
Francesco Schettino
El astillero italiano Fincatieri construyó el Costa Concordia para la empresa italiana Costa Crociere, botado en el 2005.
Nació para ser el mayor crucero italiano.
Tenía 290 metros de eslora y sus 114.500 toneladas estaban propulsadas por seis motores diesel de 76.000Kw. Llevaba a bordo a 4200 pasajeros y 136 tripulantes. Tenía 1500 camarotes, un centro fitness y spa de 6000m2, cuatro piscinas, cinco restaurantes y trece bares, un teatro de tres pisos, casino y discoteca.
Entre otros detalles, poseía un salón de arte con cuadros (pinturas y dibujos) asegurados en varios millones de dólares.
Lo que encalló frente a la isla de Giglio fue el lujo, el consumo, el tener y el pertenecer en su máxima exposición.
Quien conducía tanto boato era Francesco Schettino, el “capitán cobarde”, el “capitán fiestero”.
Francesco Schettino (52 años, hijo de una familia de “hombres de mar”) nació en la ciudad costera de Castellammare di Stabia, cerca de Nápoles, en el sur de Italia; vive en un departamento en Meta di Sorrento, junto con su esposa Fabiola y su hija de 15 años.
Lo describen como una persona "exuberante y creída" que "quiso hacer una broma, una payasada, una tontería”.
Varios testimonios aseguran que, en el momento del accidente, Schettino se encontraba de fiesta con varios amigos, tomando champagne y acompañado por turistas.
Las grabaciones de las conversaciones con la Guardia Costera revelan que Schettino no sólo se negó a regresar al lujoso barco para coordinar la evacuación como le correspondía por su cargo, sino que evitó, también, retomar el mando cuando le informaron que había cadáveres.
Así, por estos días, Francesco Schettino es la tapa de la improvisación, la joda, la irresponsabilidad, el egoismo y el abandono.
La desopilante conversación grabada entre Francesco Schettino y la capitanía del puerto nos ha hecho reír a millones de argentinos, en un enero sin Tinelli.
Ahora bien, ¿de qué nos reímos los argentinos? Nosotros tenemos al borracho de Galtieri que entre vahos de alcohol envió a la muerte a cientos de jóvenes y al “loquito” que se llevó 1.200 millones de dólares (USA) de las regalías petroleras, los narco dólares de Souther Winds y los 2.000 millones de dólares (USA) del Banco Macro de avenida Callao, sucursal Congreso. ¿Tenemos nosotros un Stephen William Hawking?