Por Telésforo
Ubicado en Tokio (Japón) “Love
Joule” invita a dejar de lado los tabúes en torno a la masturbación
femenina: no sólo ofrece todo lo necesario para hacerla más placentera, sino
que brinda un espacio para que las chicas hablen del tema cómodamente mientras
toman algo con amigas.
“Love Joule” es un bar
pensado especialmente para que las mujeres se masturben.
El comercio invita a las chicas a
tomar algo entre amigas y charlar libremente de su sexualidad, con el objetivo
de dejar de lado los tabúes. Para subir la apuesta, la empresa pone a
disposición de las clientas todo lo necesario para la autosatisfacción, desde el permiso para llevarlo a cabo en el
interior del local hasta la venta de vibradores y productos eróticos de todo
tipo; cremas y audiovisuales incluidos.
“Mucha
gente ve la masturbación femenina como un tabú; no es un tema habitual en bares
y con este emprendimiento pretendemos tener un lugar en donde poder hablar
tranquilas y cómodamente de ello”, dijo Megumi Nakawa, la dueña del lugar,
que se hizo conocido tras varias visitas de la estrella del porno nipona,
Nakuya Mine.
Una psicóloga argentina enseñándote el camino hacia
la masturbación
(Dice la licenciada Andrea Gómez,
psicóloga y sexóloga)
“La masturbación es una actividad
sexual sana y normal. Es una de las maneras en que empezamos a conocer nuestro
cuerpo, nuestros genitales y su respuesta frente a los estímulos. Toda
significación peyorativa o negativa no le pertenece a la actividad en sí, sino
que surge de una construcción social y cultural que todavía censura y reprime
la sexualidad y sus manifestaciones.
La masturbación, es decir, la auto
estimulación de los genitales, es una actividad sexual que permite explorar y
conocer el cuerpo y sus sensaciones. A veces se realiza con el fin de descargar
tensiones y otras sólo por la búsqueda de placer. Pero, ¿qué pasa cuando la
nombramos o hablamos de la masturbación o de temas sexuales en general?
Para empezar, observamos cierta dificultad
para utilizar un lenguaje correcto que no sea grosero, infantil ni vulgar.
Luego, confundimos y la consideramos una mala palabra cuando no lo es. Los
bebés y los niños se masturban. Acarician sus genitales o los rozan contra la
ropa u objetos y esto los relaja y genera júbilo y satisfacción. Son los
adultos que lo observan quienes se espantan, se asustan y tienden a reprimir
esa actividad.
¿Por qué darle un significado
negativo a una actividad que sólo consiste en acariciar el propio cuerpo? ¿Si nos
acariciamos la cara, los brazos, la cabeza, también está mal? Si bien son los
padres quienes deben transmitir normas y valores a sus hijos, en este caso
sería mejor, antes que reprimirlos, explicarles que la masturbación es un acto
normal y privado que se debe realizar en
la intimidad(?) y no frente a otras persona.
El sentimiento de culpa que
despierta la actividad masturbatoria surge de la actitud que toman los adultos
y de sus expresiones basadas en los valores sociales y culturales que han
aprendido. Masturbarse no deforma los genitales, ni saca pelos en las manos, ni es un acto perverso. No hace daño. Los
seres humanos forjamos nuestra identidad y nuestra sexualidad desde la niñez y
lo que aprendemos en esa etapa, nos acompañará el resto de nuestras vidas.
La educación sexual recibida, las pautas culturales, las experiencias
infantiles y los roles de género estereotipados suelen ser la causa u origen de
muchas disfunciones sexuales. Los varones, cuando son pequeños, también son
reprimidos en esta actividad masturbatoria, pero en la adolescencia y la
adultez se la tolera sin tantos prejuicios y hasta se admite como algo
"natural" y necesario que un varón se masturbe.
No es así con las mujeres, que
aprenden y creen que tocarse los genitales es un acto perverso y sucio o que
están enfermas si desean hacerlo. El clítoris, órgano sexual que está presente
sólo en las mujeres, se encarga de decodificar los estímulos y desencadenar el
orgasmo. El clítoris es reconocido y descubierto por lo general a través de la
actividad masturbatoria.
Muchas mujeres concurren a los
consultorios médicos y psicológicos refiriendo que sufren de anorgasmia, es
decir, que no logran llegar al orgasmo en una relación sexual. La mayoría de
ellas jamás se ha masturbado, o por lo menos nunca lo han hecho de adultas y
con conciencia de sus actos. Suelen avergonzarse frente a la pregunta del
especialista y reflejan en sus respuestas la valoración negativa que ellas
mismas tienen de esa práctica sexual.
A medida que se avanza en las entrevistas,
agregan que tampoco han sido estimuladas por sus parejas. Creen que la
penetración es el único camino para lograr el orgasmo, que éste debe producirse
de manera rápida y automática, y que de no ser así, son ellas las que tienen
una falla. Las mujeres suelen alcanzar el orgasmo con mayor facilidad,
estimulando directamente el clítoris.
Es una concepción errada, cargada de
prejuicios y valores culturales, la que le atribuye un mayor valor al orgasmo
alcanzado a través de la penetración, en comparación con el que se logra por la
estimulación directa del clítoris. Es importante destacar que en el orgasmo con
coito, el clítoris también está presente de forma indirecta.
Los ejercicios de auto estimulación
del clítoris, observar y conocer los genitales con un espejo son algunas de las
prácticas que se indican para iniciar el camino del auto conocimiento del
cuerpo y de las sensaciones físicas y emocionales.
Cuando una mujer conoce su cuerpo y
se despoja de prejuicios, tabúes y culpas, se siente más libre y está más cerca
de encontrar el placer y la satisfacción que desea para sí misma y también para
su pareja sexual. Las mujeres deben animarse a transmitirle al varón lo que les
gusta en la relación sexual, ya que los varones no son adivinos y a veces necesitan
de su guía. Seguramente, un compañero que desee complacerla, se sentirá muy a
gusto viéndola disfrutar y respondiendo a sus requerimientos.”
[No se olviden el espejito][Material recuperado del matutino de la ciudad de Buenos Aires (Argentina) Clarín (en proceso de estatización). 29.10.13]
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