Las cebras desarrollaron sus diferenciales franjas blancas y negras para mantener alejadas a las moscas, según un estudio que recoge la revista científica británica Journal of Experimental Biology.
Un equipo de científicos suecos y húngaros descubrió que la piel rayada de las cebras resulta "poco atractiva" para las moscas por la forma en que refleja la luz, lo que podría ayudar a despejar un enigma que ha perseguido a los biólogos durante décadas.
Comenzaron estudiando caballos negros, marrones y blancos y descubrieron que se obtenía luz polarizada horizontalmente de los caballos de piel oscura, un efecto muy atractivo para las moscas.
La luz rebota sobre la piel de los caballos oscuros y viaja en forma de ondas hasta los ojos de los tábanos hambrientos, en un plano horizontal, un tipo de movimiento muy llamativo para estos insectos, según la investigación.
Sin embargo, en el caso de los caballos blancos, los científicos obtuvieron luz no polarizada, que se propaga a lo largo de cualquier tipo de plano, lo que la convierte en mucho menos atractiva para las moscas que, como resultado, molestan menos.
Tras este hallazgo, el equipo de investigación se centró en investigar el tipo de luz que reflejaba la piel rayada de las cebras y cuál era la reacción de las moscas.
Así, estudiaron el comportamiento de los tábanos ante distintas pizarras de colores claros y oscuros y en pizarras sobre las que habían pintado franjas blancas y negras de distintas dimensiones.
Los científicos descubrieron que la pizarra con las franjas más estrechas, la que más se parecía al tipo de piel de las cebras, fue la que menos moscas atrajo, resultado que también obtuvieron al repetir la prueba sobre réplicas de caballos en tres dimensiones.
"Concluimos que las cebras habían evolucionado hasta alcanzar un diseño en el que las rayas fueran lo suficientemente estrechas para generar la menor atracción posible en los tábanos", finaliza el informe.
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