sábado, 4 de agosto de 2012

DEAMBULAR POR IMPROVISADAS QUIMERAS





Por  ELÉTOR                                  


Camino, deambulo por las desiertas calles, sin tener en cuenta si debo llegar a algún punto fijo. Deambular, sólo deambular, marchar en zigzag; en otros momentos andar en impensados  círculos…El llegar a un lugar definido lo excluyo desde una elección  consciente,  concibiéndolo como un devaneo inadmisible para mí. Ser un viajero errabundo  es atrayente, me impulsa a  explorar oscuros pensamientos, tratando de encontrar un no sé  qué absurdo despropósito,  que me saque del repetido sopor de preocuparme por una sola clase de pensamientos,  que me trasladan a lugares donde voluntariamente  no quiero habitar. ¿Escaparme en la creación fantástica  de mundos concebidos más allá del tiempo? ¿Intentar abrir la caja de la memoria para toparme con representaciones ya caducas,  que creía muertas en el tiempo y evocarlas como si fueran el sustentáculo de un algo vivido en otro momento y que ahora como un muerto resucitado,  corretean como vagos ensueños? Realizo una pausa, y   sigo rondando  por imprecisas calles envueltas en brumas, esperando que me lleven a desembocar en alguna  esquina, donde ese sentimiento de  una nada que me embarga,  sea devorado por algún   acontecimiento sorprendente.
En ese preciso instante otro peatón  dobla de improviso por esa misteriosa esquina e irrumpe  en la escena. ¡Lo inesperado en ciertas oportunidades se presenta  como un aterrador  peligro! Pasa a mi lado, nuestras miradas se cruzan,  miden la distancia que nos separan, y un cauteloso andar sostiene como una cuerda tensa la vista del otro, y desde mi mente lo construyo como una inminente amenaza.
Nada de lo pensado sucede: el peatón sigue su marcha; lo horrible imaginado es sólo  una ficción sostenida simplemente desde la suspicacia. Se escurre en un vacío donde lo denso del temor se vuelve inasible  y el vagar retoma su ritmo tranquilo,  pero con un corazón latiendo tenso, tratando de recobrar los pensamientos significativos, despojándolos de la uniformidad repetitiva del tiempo homogéneo y situarlos en un tiempo, que por no tener un nombre definido, lo llamo existencial.
Sin destino fijo y conscientemente  sigo deambulando en círculos  por las desiertas calles…

No hay comentarios:

Publicar un comentario