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El 2 de abril de 1982, las Fuerzas
Armadas Argentinas (que por entonces gobernaban inconstitucionalmente la República Argentina)
invadieron las Islas Malvinas en poder desde hacía casi 150 años (y en la
actualidad) de Gran Bretaña.
Omar Tabares era músico del
Regimiento 25 de Infantería Mecanizado de la localidad de Sarmiento en la
provincia de Chubut, Argentina.
Luego del desembarco de los primeros
marinos, el Regimiento de Infantería 25 fue la primera unidad del Ejército
Argentino (al mando de Mohamed Alí Seineldin) en pisar las Islas Malvinas.
El Regimiento 25 (y Omar Tabares
como parte del mismo) pisó tierra malvinense una fría y nublada mañana en aquel
temprano abril.
Con el pecho henchido de patriotismo
y exultante de orgullo por la derrota inflingida a los ingleses, Omar Tabares
tocaba “diana” con su trompeta y
expresaba el júbilo por la “recuperación” de las islas.
Mientras el pueblo argentino se
lanzaba masiva y espontáneamente a las plazas, las calles y las rutas para
festejar la victoria ante las fuerzas de Margaret Thatcher, Omar Tabares (a la mañana)
izaba la bandera frente a la casa del gobernador inglés (quien por entonces era
prisionero de las victoriosas Fuerzas Armadas Argentinas) y daba el toque de
diana. A la noche, Omar Tabares (después de un opíparo almuerzo y una robusta
siesta y antes de la
pantagruélica cena) arriaba la
bandera.
Tanto la bandera como la trompeta
siempre estaban en su cercanía.
En una entrevista, Omar Tabares
recordó que “cuando el 1° de mayo, los
ingleses bombardearon Puerto Argentino, tuve que dar el
toque a la carga para llamar a la tropa. Los sonidos de
la trompeta se mezclaban con los de las bombas.”
[De sus
palabras se deduce que la tropa estaba distraída (sabrá Dios en qué menesteres)
o ya había emprendido la retirada.]
También recuerda Omar Tabares que
ejecutó la trompeta, con profundo dolor, el 1° de junio de 1982, cuando un
misil terminó con la vida de cuatro soldados. “Debí tocar en el cementerio, frente a las bolsas blancas y las fosas.”
[Aquí,
emerge otra información que ningún historiador debe omitir: las bolsas
mortuorias eran blancas y no negras. Otra información valiosísima: los
generales argentinos olvidaron llevar cocina para cocinar y comida para comer pero
“no” omitieron, intuitivos y previsores, las bolsas mortuorias.]
El 14 de junio de 1982, las Fuerzas
Armadas Argentinas (que habían ganado el primer round) se rindieron ante las
fuerzas inglesas.
Para entonces, el pueblo argentino ya
había abandonado las plazas, las calles y las rutas para volcarse, masivamente,
frente a los televisores para ver el Mundial de Fútbol (España 82) en el cual
Menotti (el DT de la dictadura militar) dirigía a Diego Armando Maradona.
Omar Tabares cuenta: “A nosotros nos enviaron al continente, para
lo cual subimos a buques británicos. Al revisarnos, un soldado escocés del
regimiento de paracaidistas, una fuerza de elite, me quitó el estuche negro.
Luego comprobó que era una trompeta y se lo informó a su superior, quien le
respondió que sólo debían dejarnos con lo puesto.” Así, el soldado inglés
se quedó con la trompeta de Omar Tabares.
En Escocia, el soldado inglés cedió
el instrumento a un museo privado. Allí estuvo la trompeta (que el ejército
argentino había asignado a Omar Tabares) durante 15 años. Cuando el museo cerró
por la muerte de su propietario, el antiguo soldado inglés la reclamó y se la
devolvieron, pero al comprobar que en el estuche no estaba la pequeña libreta
con los toques musicales, se obsesionó por encontrarla.
“Era
un millonario (apunta jactancioso, Omar Tabares). Así, le encomendó a su secretaria que hiciese todas las gestiones hasta
que hallaran la
libreta. Finalmente, apareció.”
[Observación:
el ignoto soldado inglés no era un lumpen, un marginal.]
Omar Tabares cuenta que el ex soldado
británico “comenzó a pensar qué habría
sucedido con el dueño de la
trompeta. Se preguntaba si habría muerto y, sobre todo, cómo
averiguarlo. En enero del 2010 volvió a la islas, y al visitar el cementerio de
Darwin se obsesionó con la idea.”
Al volver a su país, el innominado
soldado inglés (devenido en millonario)
contrató a un periodista de Irlanda para que buscara a Omar Tabares. Una tarea
nada sencilla, pues “el irlandés no sabía
mi nombre. Me buscó durante 3 meses. Hasta que fue al Ejército y a través del
número que llevaba el instrumento, que figuraba en los archivos, me encontraron”,
explicó Tabares.
[Observación
para las generaciones venideras. En la Argentina, ninguna repartición pública tiene
constancia ni registro del bimestre anterior pero el Ejército Argentino tenía
registrado el usuario de una trompeta asignada en 1982, antes de la derrota en
mano de los ingleses y del desguace del Ejército en los años 90, ¡28 años antes! Esto me invita a pensar
que el Ejército está conducido por “contadores públicos” y licenciados en
administración y no por mujeres y varones adiestrados
en el duro oficio de matar. Esto, asimismo, explicaría que a la guerra de
Malvinas hayan llevado mosquiteros y olvidado las cocinas para ranchar, entre
otras lindezas.]
El 14 de junio del 2010 llegó hasta la
casa de Tabares, el ex soldado inglés (de origen escocés, millonario) con la
trompeta, el periodista irlandés y una cámara de la BBC. “Esto es suyo. Ahora puedo dormir
en paz”, le dijo el británico.
[Últimas
reflexiones. Los hombres deben ser buenos aunque sea en la ficción. Otra:
Debemos disimular una pequeña mentira si el objetivo es llevar el puchero a la
casa o cuando se busca 30 segundos de fama, sin dañar a alguien.]