sábado, 8 de septiembre de 2012

LUZ, OSCURIDAD, TIEMPO



Por ELÉTOR

 [hectorco@infovia.com.ar]

Las últimas horas de la tarde me encuentran en la playa, gozando de la fina arena y observando cómo el declinar de las olas llegan suavemente a la orilla. El sol, con su centelleante luz mortecina, se ondula en las crestas ensortijadas del agua que inesperadamente me mojan los pies. Y en ese vaivén mis pensamientos toman un curso que tal vez inconscientemente ya estaba esbozado cuando decidí ir a la playa.
El sol, con su reflejo claro y calmo, posibilitaba abrirse ante mis ojos todas esas formas transparentes de un entorno poblado de sutiles colores, acompañados del murmullo del mar y el soplo de un aire tenue y fresco que se irradiaban en mis oídos y mi piel. Todo era calmo y serenaba la mente. Un mundo ordenado y sensual se hacía presente y era transmutado a un plano estético, donde el equilibrio, fundaba un plano de perfección que me remitió a que mi interioridad fuera capturada por un estado de embriaguez donde sólo convivían unas imágenes enlazadas unas con otras creando una armonía musical.
Esa apacible tarde duró aproximadamente cuatro horas. El claro oscuro del anochecer fue ocultando las formas diáfanas que me habían acompañado un rato antes y un fuerte viento envolvió a todo el entorno. El mar se encrespo frenético y la oscuridad irrumpió acompañada de un estremecedor retumbar de truenos y relámpagos nacidos de una inesperada tormenta. Y esa experiencia lindante con lo sublime duró también aproximadamente cuatro horas. Hoy, en un acto de reminiscencia, todo ha quedado diluido en esos sucesos que acompañan, pero que a su vez trascienden a los acontecimientos y que pertenecen como temas de la mística y que son expresados en un lenguaje poético poblado de metáforas: la luz, la oscuridad y el tiempo.


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