sábado, 17 de noviembre de 2012

OTRA MENTIRA MÁS


Por ELÉTOR
hectorco@infovia.com.ar



Sin ánimo de importunar a nadie me atrevo hacer una corta reflexión sobre la mentira. La motivación fueron dos artículos de Jacques Derrida “Historia de la mentira” conferencia dictada en la ciudad de Buenos Aires, en el año  1995 y “Sobre la mentira en política”  entrevista realizada a Derrida por Antoine Spire por televisión.
Ambos artículos despertaron en mí la inquietud de investigar un poco más sobre el tema. La primera pregunta que surge es una definición de mentira. Según el diccionario Hispánico Universal mentira es una “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, cree o piensa” Semejante a esta definición nos expresa Derrida, que alguien miente cuando tiene la intención deliberada de engañar al otro, diciendo otra cosa distinta de lo que él cree que es verdadero. Si él cree en algo falso  y lo tiene por  verdadero y  lo hace saber a otro de buena fe no miente.
Se miente por diversas razones pero la finalidad común que podemos encontrar cuando se miente es la intención de ocultar algo y que el otro no sepa la verdad, creándole a sabiendas un estado de confusión. ¿En algunas circunstancias, es lícito mentir?  Tenemos dos caminos que parecieran que confluyen en un mismo punto. Si tomamos como referente la ética kantiana estructurada sobre los imperativos categóricos, evidentemente no podemos aceptarla. Según Kant no se debe mentir bajo ninguna condición. Ello traería aparejado tensiones en las relaciones interpersonales creando malestar y desconfianza. Pero si llevamos el análisis a otros planos de la realidad social, también es cierto que el decir siempre todo lo que pensamos del otro nos arrojaría también a un sinfín de conflictos. En consecuencia en la vida cotidiana se adoptaría con respecto al mentir un camino intermedio, alejado de los extremos. ¿Significa, entonces,  que necesitamos una cuota de engaño para convivir con el otro guardando cierta armonía?

No hay comentarios:

Publicar un comentario