Por Ana Novikova
Taya Finénkova y Dmitri Vasin son
dos bailarines que representaron a Rusia en el Mundial de Tango de Buenos Aires
de 2012.
En la categoría “tango-salón”,
obtuvieron un 5º puesto. También recibieron la distinción especial del jurado
que los reconoció como la “mejor pareja
extranjera”.
“Antes
se decía que, por su temperamento nórdico, los rusos no podían alcanzar ese
punto de expresividad necesario como para bailar un buen tango. Ahora, queda
claro que eso no es así, y nosotros estamos para demostrarlo”, afirman los
bailarines.
Taya y Dmitri de 20 y 24 años,
respectivamente, son bailarines profesionales que empezaron su carrera en el
género “tango-salón” a una edad muy temprana para una pareja rusa. Desde hace
cinco años, se dedican al tango y actualmente son profesores a tiempo completo
en el prestigioso club “GallaDance”, que cuenta con 11 sucursales entre Moscú,
San Petersburgo y otras ciudades de Rusia. Además, son los actuales campeones
de Europa en categoría “tango-escenario”.
“Tuvimos
suerte ya que para ambas competencias nos prepararon los destacados tangueros
argentinos, Sebastián Arce y Mariana
Montes”, dice
Dmitri. “Además de algunos trucos
técnicos, nos enseñaron a dejar de lado la racionalidad y dejarnos llevar por
el tango. ¿Cómo lograrlo? Concentrándonos en nosotros mismos y no en la competencia. Cada
pieza es como una vida, y nosotros somos un hombre y una mujer, a los que les
pasan cosas”.
Según Sebastián Arce, que
actualmente reside en Moscú, “los rusos
son los mejores bailarines de tango en el mundo, actualmente”. En una
entrevista a “Rusia Hoy” el famoso
bailarín explicó: “Aquí no ocurre lo que
en otros países, donde el tango se baila por un criterio puramente estético. En
Rusia, tratan de buscarle sentido y el baile se convierte en toda una filosofía”.
Taya Finénkova confirma las palabras
de su gurú: “El tango es para nosotros
una realidad paralela, la posibilidad de experimentar algo diferente. También,
tiene algo de deporte. Pero más que nada se trata de emociones enmarcadas en el
movimiento”.
En 2005, cuando en Moscú empezó el
“boom” tanguero, fueron otros bailarines, oriundos de San Petersburgo, los que
llegaron a la final del Mundial de Buenos Aires: Alexéi Barbólin y Yulia
Zúyeva.
Empezaron a bailar juntos en 1998.
En el 2000, ambos fundaron su propio
club, “Tangomania”. Actualmente es una de las escuelas más importantes del país
y desde el 2003 está oficialmente reconocida como una sucursal de la Academia
de Tango de Buenos Aires en Rusia. No les faltan alumnos.
Hoy en día la cantidad de milongas
locales y clubes donde se enseña el
tango crece de manera imparable. Ya hay unas 50 escuelas esparcidas por
todo el país.
En Cheliábinsk, la capital
industrial de los Urales, funciona desde el 2005 “Chocolad”: una escuela que en
marzo de este año dio a sus alumnos la posibilidad de asistir a clases
magistrales con Ariadna Naveira (hija de los inigualables Gustavo Naveira y
Olga Besio) y Fernando Sánchez.
En la mayoría de estas escuelas,
además del tango se enseñan otros ritmos como salsa, merengue, samba, ballroom.
En esas escuelas, el tango ocupa el primer lugar.
El alumno puede elegir entre clases
individuales o en grupo. Viene a inscribirse mucha gente. Gran cantidad de
bailarines profesionales llegan al tango después de su experiencia en el ballet
clásico, el ballroom o la salsa.
En 1998 la cantidad de moscovitas milongueros
no superaba las 15 personas. Hoy, se trata de una comunidad que cuenta con
4.000 aficionados.
(Recuperado de “Rusia Hoy”)
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