sábado, 31 de agosto de 2013

María Teresa y Enrique

Por Roque Domingo Graciano
marlasbrusquitas@gmail.com
El video de María Teresa y Enrique (“Ni una sola palabra de amor”) ha sido visto por más de un millón de personas y comentado ampliamente en los medios de comunicación.  
En estas líneas, quiero destacar la historia que nutre el video de Javier Rodríguez como un claro ejemplo de los lábiles límites entre “realidad” y “ficción”.
Quizá, cuando María Teresa emitía sus palabras que serían grabadas en el viejo casete “ya” contenían una dosis de actuación (ficción) envuelta en un torbellino emocional.
Tal vez algunos silencios de Enrique eran, también, parte de un rudimentario e improvisado libreto.
Mas cuando Santiago Barrios escucha esas voces (años después), le quita todo vestigio de “realidad” al texto original.
Santiago Barrios (si aceptamos las versiones periodísticas como veraces) es, inequívocamente, el creador de esa “ficción” la que, tiempo después, comparte con sus amigos.
La creación de Barrios es el poder del oyente (lector, mirador, espectador). Creó una ficción con su mente y la “vendió”, en primer lugar, a sus amigos y después a miles y miles de espectadores.
Santiago Barrios contó para su creación con un contexto de interpretación que le permitió romper con la gramática que, originalmente, sostenía los mensajes de María Teresa y Enrique.
Después de algunos recortes y modificaciones, la ficción de María Teresa y Enrique tiene un punto mediático de explosión en el video de Javier Rodríguez y la actuación profesional de Andrea Carballo que demuestra, una vez más, la influencia de los medios de comunicación en general y de la red de redes.
El ciclo no se ha cerrado: otros retomarán el video para darle nueva vigencia, tal vez en otro soporte y formato.
En toda esta historia, emerge el casete (en que los personajes grabaron sus mensajes) como algo robusto, contundente, mensurable, cuantificable. También este casete sufre la influencia de la ficción y los medios de comunicación. Puntualmente, este antiguo e inútil grabador tiene un valor de mercado diferente al de sus iguales.
La estética del realismo en el arte no está ausente en la creación de Barrios. Incluso, en una de sus variantes extremas: el naturalismo y su intromisión en “los mundos prohibidos”.
Se suele hablar de FICCIÓN y REALIDAD como de dos términos (planetas) diferentes y opuestos pero tanto la ficción como la realidad son dos constructos de los hombres que, con otros constructos, coadyuvan a edificar, enriquecer y confundir la cosmovisión humana.
Vaya, de tal suerte, un brindis para María Teresa y Enrique, para el casete, para Barrios y Rodríguez. Para la toalla y el toallón.

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