Por Telésforo
telesforoagarre@gmail.com
Investigadores
médicos israelíes aseguran que el origen de la atracción sexual que sentimos por otra persona responde a una
impronta genética presente en los dos miembros de la pareja.
A esa conclusión
han llegado tras un estudio desarrollado en el Laboratorio de Análisis Genético
del Hospital Beilinson, en la localidad de Petaj Tikva (próxima a Tel Aviv) y
recientemente publicado en "American
Journal of Reproductive Immunology".
En su departamento,
los autores de la investigación, Tirza Klein y Moshé Israeli, suelen analizar
la compatibilidad de órganos o de médula ósea, además de realizar test de
paternidad.
Precisamente, han
aprovechado la amplia base de datos de estas últimas pruebas para lanzar este
estudio pionero que sugiere una nueva teoría para explicar el origen de la atracción humana.
La muestra analizada
está compuesta por 1310 parejas de hombres y mujeres con edades comprendidas
entre los 18 y 80 años, la mayor parte de las cuales, 1.002, fueron referidas
al centro médico por orden judicial a fin de determinar la paternidad de un progenitor.
Otro grupo está
integrado por 308 parejas casadas con problemas de infertilidad, y un tercero
por control de cónyuges ficticios.
La estadística demostró que las parejas
que en algún momento sintieron atracción física compartían genes en común.
"Se trata de la primera vez que se muestra
una correlación genética entre parejas para explicar la atracción sexual",
explicó la doctora
Tirza Klein, autora del estudio.
"Asumimos que hubo algún tipo de atracción
sexual entre las parejas que comparten un hijo en común o ha habido reclamos de
paternidad tras una relación sexual", apunta la investigadora,
directora del Laboratorio de Análisis Genético.
Los resultados
mostraron que en estos casos, ambos miembros de la pareja compartían marcadores genéticos
que en relación a los otros dos grupos eran mucho menores o no existían.
La responsable de
la investigación precisó que el procedimiento empleado consistió en analizar el
sistema de marcador del HLA (Antígenos Leucocitarios Humanos, por sus siglas en
inglés), uno de los más importantes del sistema inmunológico genético en los
humanos y que se encarga de reconocer, por ejemplo, antígenos extraños tales
como parásitos, virus o cáncer que atacan al organismo.
Los científicos
analizaron si las parejas comparten un antígeno HLA y no otro tipo de marcador
genético conocido como STR.
Estos marcadores
son polimórficos y conocidos por ofrecer una importante información genética,
ya que muchos de sus componentes se heredan genéticamente.
La doctora Tirza Klein explicó que se
reconoce de manera muy sencilla la transferencia de genes empleando este sistema
de carácter "mendélico" (en el que figura un grupo de genes del padre
y otro grupo de genes de la madre), razón por la que se suele emplear como
herramienta genética en las pruebas de paternidad.
"Como parte de nuestro trabajo del hospital
realizamos test de paternidad en el laboratorio y descubrimos que entre las
parejas analizadas y sin importar su origen étnico, el padre y la madre del
niño comparten algunos genes en su sistema genético del HLA", apuntó.
"Como asumimos que aquellas parejas habían
tenido atracción sexual porque tienen un hijo en común, la conclusión del
estudio es que las parejas que sintieron atracción sexual compartían algunos
genes del sistema HLA".
El estudio teoriza,
además, que la selección de parejas sexuales en el ser humano podría
contradecir la presión evolutiva por lograr la diversidad genética, en particular al analizar el HLA.
Los investigadores reconocen que una de
las limitaciones que puede tener el estudio es que no se puede descartar la
posibilidad de que los resultados estén influidos por las características
únicas de la población israelí.
Sin embargo, el estudio presenta científicamente una
nueva teoría sobre la atracción en la especie humana y podría abrir la puerta para
que se revisen “consolidadas” teorías y creencias de terreno baldío.
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