Por
Elétor
hectorco@infovia.com.ar
Es como si las musas me hubieran
abandonado. No se me ocurría absolutamente nada sobre qué escribir.
Me dije a mí mismo ¡No se me ocurre
ni la más puta idea! En otras circunstancias y estando en alguna conversación
social, hubiera dicho, “ni la más remota idea” o bien diría “ni idea” dejando
de lado la expresión “puta” por considerarla algo de mal gusto y, además, para
no involucrar despectivamente a esas damas que se dedican a comerciar con
su cuerpo, rebajándolas en su condición de trabajadoras sociales.
Entonces, desplace la mirada
interior y la dirigí hacia esa expresión “ni la más puta idea”. ¿Cuándo
pronunciamos tan solemne sentencia? En verdad, al principio quedé algo
desconcertado porque es algo que jamás ponemos en cuestión. Hurgando un poco
más en ese pensamiento tuve un atisbo de encontrar un hilo conductor para
enfocar mi reflexión.
Lo primero que hallé es el
reconocimiento de un estado de ignorancia.
Está claro que ante una
pregunta que alguien nos formula sobre un determinado tema, tenemos dos
actitudes básicas. Primero, tratar de contestarla en forma afirmativa o
negativa pero dejando establecido que sabemos sobre lo que decimos aunque a
veces tengamos que optar por una mentira o una respuesta con salida
elegante.
La segunda posibilidad es la de
responder con toda sinceridad que no tenemos “la más puta idea” sobre aquello
que nos están preguntando o planteando como problema.
Además, y siguiendo con el hilo de
la cuestión, el levantar el estandarte de la ignorancia sobre ciertas
cuestiones es un interesante atajo para no desgastarse en discusiones frívolas,
“no malgastar pólvora en chimangos”.
Por eso estimo que, para resguardar
una relación sana con uno mismo y con el prójimo, el reinado del
analfabetismo funcional es altamente positivo.
La manifestación de la ignorancia es
el triunfo de la humildad sobre la soberbia. Destronamos
esa fea tendencia a la “superioridad”.
Asimismo, para restablecer el
equilibrio moral y librarte de sospechosas culpas es preferible refugiarse en
la gran frase de Sócrates que dijo “Sólo sé que no se nada”, haciéndose
el memo en las cuestiones de la polis para que las arreglaran otros si
podían, porque él sabía de filosofía pero no de cómo hay que hacer para
enderezar esos manejos de políticos trasnochados.
Así como así, sin hacer daño a
nadie, la antigua “puta” no me ha dado ideas pero me ha dado letra para
escribir una nota de 413 palabras y 2500 caracteres (con espacio), alejado de
moralinas no pertinentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario