Por Telésforo
Lola (la perra labradora de la Unidad Canina de
Rescate y Salvamento K9 de Ezeiza, provincia de Buenos Aires, Argentina) murió
el lunes 26 de enero del presente año, tras padecer una insuficiencia renal, a
los 11 años.
Lola y su dueño-entrenador, Christian
Kuperbank, constituyeron una unidad operativa que trabajó para hallar a las
víctimas bajo los escombros del edificio que explotó, por una fuga de gas, en
Rosario (Santa Fe, Argentina) el 6 de agosto de 2013.
Además, Lola y Christian buscaron sobrevivientes
del alud ocurrido en Tartagal (Salta, Argentina) en 2009.
También, operaron en el terremoto de Haití
(2010), en Guatemala (2010) tras el huracán Agatha; en los sismos de Nueva Zelanda y Turquía, entre otros dolorosos
acontecimientos para la especie humana como los terremotos de Perú y Chile.
El trabajo de los perros socorristas que
operan en las tareas de rescate no es superado por ningún elemento electrónico,
hasta el momento.
“Lola
tiene seis años, para mí tiene que trabajar la mitad del día y la otra mitad
tiene que jugar como mascota. Eso es lo que corresponde porque está entrenada
para encontrar cuerpos vivos y cadáveres, lo que la estresa muchísimo.”,
señaló su dueño-entrenador Cristian Kuperbank, en una oportunidad.
Una página de Facebook creada en la ciudad
de Mar del Plata (provincia de Buenos Aires, Argentina), solicita donaciones de
llaves o bronce para homenajear con
una escultura a esta hermosa y noble perra labradora que tantas vidas humanas
salvó.