Por Roque Domingo Graciano
marlasbrusquitas@gmail.com
El 1
de abril de 1939, finalizó oficialmente la llamada “Guerra Civil Española”. Un
acontecimiento doloroso que obligó que miles de familias españolas arraigaran
en América; creo que principalmente en México y Argentina.
Ese acontecimiento bélico abrió la puerta,
en España, a un gobierno autoritario que duró décadas y desnudó (como todo fenómeno
extremo) la condición humana.
Pero el 1 de abril, recién estábamos en la
primavera europea. Casi llegando el otoño, Europa nos regaló otra perlita: el 1
de septiembre de 1939, comenzó la llamada “Segunda Guerra Mundial”. Murieron
millones de seres humanos. Se dio la movilización humana, “simultánea”, más
numerosa en la historia de la humanidad: 3 millones de seres humanos moviéndose
al unísono; se conjetura que nunca más la especie humana necesitará
movilizarse, simultáneamente, en tal cantidad.
La broma europea terminó en Hiroshima y Nagasaki
(en el lejano océano Pacífico) y a su sombra nuclear estallaron por los aires saberes y
paradigmas que se creían eternos.
Entre tantos títulos catástrofe, quiero
recuperar un gesto anónimo que sucedió en la ciudad de Buenos Aires en
septiembre de 1939.
Jorge Luis Borges entregó un
manuscrito de 2558 palabras a la editorial de la revista “SUR” para su
publicación.
La “tirada” de la revista era de 220
ejemplares, aproximadamente.
El texto de 2558 palabras era “PIERRE
MENARD, AUTOR DEL QUIJOTE”.
La leyenda que se ha tejido sobre “la
lectura” de ese texto de JLB ya está instalada en la picaresca intelectual de
la ciudad de Buenos Aires y bien merecería un generoso volumen.
A
partir de ese texto de Borges, nunca más se pudo leer un texto literario de la
misma manera.
Nunca se puede leer 2 veces de la misma
manera un texto literario porque EL
LECTOR, CUANDO LEE UN TEXTO, CONSTRUYE "OTRO" TEXTO.
Contra la LEY BORGES (como se la
ha llamado en algunos seminarios de semiótica) lucha, frontalmente, el discurso
científico. Pero los estudios demuestran que solamente han vencido esta LEY el
discurso matemático, el de la física, el de la química, el de la lógica y,
parcialmente, algunos otros. Conjeturo
que entre los vencedores debe de estar “el discurso informático”.
Desde 1939, la RESPONSABILIDAD es del
lector no del AUTOR.
El texto está vivo. El lector está vivo. El
texto y el lector son dinámicos, cambiantes, proteicos.
Otro
paradigma que estalló por los aires en la primavera sureña de1939.
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