sábado, 13 de junio de 2015

LA DENSA REALIDAD

Por Telésforo

Allan Abbot y Ron Hast eran 2 jóvenes americanos llenos de vida, de sueños y deseos hacia los años 50 del siglo 20. Se compraron un carromato por 40 dólares para salir de campamento en divertidas noches de música, alcohol, sexo y algo más.
Cuando los días de diversión se cerraron, transformaron el carromato en un coche fúnebre. (De algo, había que vivir.)
Ese fue el primer coche fúnebre de lo que sería la importante funeraria Abbot & Hast de Los Ángeles (California-USA).
Los años pasaron y, por estos días, Allan Abbot y Ron Hast cuentan en un libro los funerales de Ernie Kovacs, Clark Gable y Natalie Wood, entre otros grandes nombres de Hollywood.
“Pardon My Hearse” (literalmente: Perdone a mi coche fúnebre) es el nombre del libro.
Del material volcado, brilla por su originalidad el dedicado a Marilyn Monroe.
De los otros casos, ya había publicaciones más o menos conocidas y confiables pero el caso de Marilyn había sido guardado bajo siete llaves durante 53 años. La Administración americana había considerado el caso como “sensible”.
En la madrugada del 5 de agosto de 1962 Allan Abbott debió ir a recoger el cuerpo de Marilyn Monroe (Norma Jean Baker Mortenson) a su casa de Brentwood para llevarla a la morgue y luego enterrarla.
El cuerpo ya estaba con el “rigor mortis” de primer estadio (entre seis y ocho horas después de la muerte).
La encontró boca abajo en la cama (desnuda) y con el cuello tan hinchado que parecían dos.  
Abbott recuerda que tenía coágulos de sangre morados en el rostro.
Empezaba a asomar su verdadero color de pelo, el castaño, y no se había depilado las piernas en más de una semana.
Debido a las tremendas implicaciones que tenía la muerte de Marilyn, llevó mucho más tiempo practicar su autopsia. El doctor Thomas Noguchi (temeroso) tardó tres veces más de lo normal en su tarea.
El informe de Noguchi dice que murió “destrozada” por una sobredosis de Nembutal (un somnífero).
Asimismo, la autopsia descubrió que Marilyn usaba prótesis mamarias para acrecentar sus senos que, según el informe forense, eran más bien discretos. También, una dentadura postiza porque no tenía dientes.
Los funerarios que la amortajaron también revelan que "estaba sin lavar y en un estado de dejadez extrema”.
Frenchie, el embalsamador, afirmó que no parecía una mujer de 36 años sino una anciana sin cuidado alguno.
Los profesionales tuvieron que hacer una reconstrucción del cadáver que le llevó varias horas para que se pareciese al icono del cine que todo el mundo adoraba. Incluso, tuvieron que trabajar parte de su cuello para que apareciera "normal" el día del funeral.
Hacia el final, se trabajó la imagen de la actriz para que estuviera presentable, vistiéndola y maquillándola.
Los encargados de ese menester tuvieron problemas en conseguir bragas (bombachas) en su armario puesto que no solía llevar; asimismo, usaron una peluca rubia que armonizaba con la imagen que el público tenía de ella.
La estrella de béisbol Joe DiMaggio (ex marido de la actriz) estuvo presente durante la vigilia y permaneció junto al ataúd durante todo el cortejo fúnebre.
Marilyn Monroe yace en la actualidad en el Westwood Cemetery, una de las tumbas más visitadas de Los Angeles.
[El maestro solía decirnos: “Todo conocimiento enriquece”. Daba unos pasos, cabizbajo, acariciándose la barba y volviéndose hacia nosotros, agregaba: “Todo conocimiento es un paso hacia la clarividencia”. Para él, “clarividencia” era la comprensión y el discernimiento de uno mismo y del universo.]

No hay comentarios:

Publicar un comentario