Por
Telésforo
(telesforoagarre@gmail.com)
Un día, Isaac Newton (1643-1727) estaba en su jardín (con un collar en el
cuello) y vio que una manzana se cayó del árbol, cuenta la leyenda.
Preguntó ¿por qué los cuerpos se atraen? Jamás pudo responder esa
pregunta. Sin embargo, a partir de ese interrogante, desarrolló la LEY DE
GRAVEDAD.
Un trozo de aquel manzano que inspiró su teoría respecto a la
atracción que ejerce la tierra sobre los cuerpos, viajó al espacio para ser
sometido a la ausencia de gravedad, en el 2010.
Así, la Royal Society (que Newton presidió desde 1703 hasta 1727) quiso celebrar sus 350 años de existencia.
Así, la Royal Society (que Newton presidió desde 1703 hasta 1727) quiso celebrar sus 350 años de existencia.
El astronauta Piers Sellers llevó el trozo de manzano en su misión que fue
lanzada por la agencia espacial americana NASA y duró 12 días, en el
transbordador Atlantis.
El trozo de madera formaba parte de los archivos de la Real Sociedad británica.
El trozo de madera formaba parte de los archivos de la Real Sociedad británica.
Cuando leí esta información reflexioné sobre la vida de Isaac Newton.
Nació prematuro y tan pequeño que nadie creía que sobreviviera. Su infancia
estuvo marcada por el abandono, su pubertad por la violencia. En la
universidad, fue un alumno mediocre. El fantasma de la locura recorrió,
siempre, los pasillos de su casa.
No obstante, en su madurez fue el científico más respetado de su tiempo,
parlamentario, presidente de la academia de ciencias, custodio de la Casa
de la Moneda y designado “sir” por la monarquía inglesa.
En su testamento, escribió:
“No sé cómo puedo ser visto por el mundo, pero en mi
opinión, me he comportado como un niño que juega al borde del mar, y que se
divierte buscando de cuando en cuando una piedra más pulida y una concha más
bonita de lo normal, mientras que el gran océano de la verdad se exponía ante
mí completamente desconocido.”
Lo lúdico emerge como la clave de su vida en ese fragmento. Omitió el
error, la fortuna, la violencia y su maravillosa inteligencia como marcas de su
existencia.