sábado, 26 de marzo de 2016

EL GRAN OMI



Por Telésforo (telesforoagarre@gmail.com)
El Gran Omi (o El Hombre Cebra) fue un artista profesional del “friki” (del inglés ´freak´: anormal, extravagante, raro; ´freak shows´).
Según su pasaporte, se llamaba Horace Ridler (1882-1969). Nació en Inglaterra en una familia acomodada económica y socialmente.
En su juventud, se incorporó al ejército y participó en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) con “valentía sobresaliente”.
Viajó por varios países de Europa, África y Asia.
En 1920, comenzó a inquirir sobre los tatuajes y la modificación del cuerpo humano.
Su objetivo era ganar dinero.
En 1930, George Burchett (un artista tatuador) trabajó 150 horas en la piel de  Horace Ridler, cuyo cuerpo quedó completamente tatuado con rayas negras, muy semejante a una cebra.
El trabajo ascendió a la suma de U$S 3.000,00.
Tiempo después, Ridler realizó otras modificaciones corporales: le limaron la dentadura, se agrandó los lóbulos de ambas orejas para poder introducir joyas y otros objetos de gran tamaño y peso.
Con los años, se hizo perforar el tabique nasal, donde introducía huesos y dientes de animales.
Su vestimenta también formaba parte del espectáculo: usaba trajes coloridos y llamativos, grandes collares y se pintaba las uñas de diferentes colores.
Con altibajos, “El Gran Omi” se mantuvo en la cima del espectáculo (en circos, ferias, exposiciones, televisión, festivales y reuniones privadas) hasta comienzos de la década del 50 (siglo 20).
Viajó con éxito de público y económico por EEUU, Francia, Nueva Zelanda, Canadá y por su propio país, Inglaterra.
Las imágenes con su rostro o su cuerpo ilustraban bolsos, maletines, suéteres, cortinas y toallas de baño.
También, se exhibían en revistas, museos y festivales de varios países.
La televisión lo entrevistaba con frecuencia y se realizó una película sobre su vida.
La estrategia discursiva con que Horace Ridler cautivaba a “su” público en sus presentaciones, consistía en contar minuciosamente sus transformaciones. También, narraba historias donde se destacaban los secuestros, torturas y prácticas sado-masoquistas. Era un excelente contador de cuentos.
Al final de su carrera artística, cerca de 1952, (en Inglaterra), Ridler ofreció sus espectáculos gratuitamente para “organizaciones sin fines de lucro” y donó importantes sumas de dinero para los ex combatientes.
Falleció en un pequeño pueblo de Sussex (Inglaterra), acompañado por su esposa Gladys quien fue su presentadora durante toda su carrera. Gladys murió en 1973.

sábado, 19 de marzo de 2016

EL CHUENGA



Por Roque Domingo Graciano (marlasbrusquitas@gmail.com)
Hablé con él tres veces en mi vida y, en otra oportunidad, lo vi de lejos. Su imagen está ligada a mi tío Roberto quien, en mi niñez, me llevaba a los espectáculos deportivos en la ciudad de Buenos Aires.
La primera vez que vi a “El Chuenga” fue en la cancha de Huracán en los primeros años de la década del 50 (siglo 20). Era una tarde fría y el humo de “la quema” impedía ver el partido con claridad. En ese marco casi fantasmagórico, en la tribuna despoblada, emergió un flaco desgarbado que vendía caramelos masticables a los que le llamaban “chuenga”.
Mi tío Roberto estiró la mano con un billete chico y El Chuenga nos entregó dos puñados del caramelos. Hábil comerciante, me sonrió y antes de retirarse me regaló otros tres caramelos. “La yapa”, dijo. Ya, a mediados del siglo 20, seguramente, sin haber hecho ningún curso universitario, sabía cómo “fidelizar” clientes.
El partido más que verlo se sospechaba. Me quedé mirando la vestimenta de “El Chuenga” (que trepaba la tribuna de cemento) y me sorprendía sus colores agresivos, payasescos, no habituales.
Los varones de esos años nos vestíamos con ropas oscuras y camisas blancas, a veces, celestes.
La segunda vez que le compré caramelos “chuenga” fue en el club Ferrocarril Oeste. Esa noche habíamos ido con el tío Roberto a ver carreras de karting.
Bajé los tablones y esperé que atendiera 4 ó 5 clientes y le alcancé el dinero. En esta ocasión, me entregó los caramelos en una pequeña bolsa de papel madera. No se olvidó de la yapa.
Mi tío me contó que los caramelos “chuenga” eran fabricados por él y su esposa con una fórmula traída de Italia, de allí había venido la familia de la esposa de “El Chuenga”.
La tercera y última vez que le compré caramelos a “El Chuenga” fue en la vereda del Luna Park. Estaba allí con su bolsa de lona llena de caramelos envueltos en papel. Charlaba con el diariero y, de vez en cuando, voceaba su producto alargando la última vocal: “¡chuengaaaa!”.
Esa noche, Cirilo Gil peleó contra Adalberto Ochoa.
En un descanso entre peleas, el tío Roberto me contó que alrededor de “El Chuenga” se tejían múltiples leyendas. Se decía que tenía mucha “guita” pero no era así. El tío lo conocía desde que era un vendedor ambulante que después, gracias a su mujer, pasó a vender su propio producto.
La última vez que lo vi a “El Chuenga” fue en calle Rivadavia, cerca de Nazca. Yo iba en el tranvía y “El Chuenga” caminaba por Rivadavia. Lo reconocí inmediatamente por su vestimenta multicolor y su bolsa colgada de su brazo izquierdo. En ese momento, descubrí que era rengo y pelado.
Años después, me sorprendió verlo en algunas tiras cómicas, como personaje secundario, al fondo, vendiendo y voceando su producto.
Después, la vida nos siguió sacudiendo con alegrías, tristezas y mucho trabajo (por suerte). En el año 2012, leí que la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires homenajeó a “Francisco José Pastor “Chuenga”, tierno y dulce personaje porteño. 23/8/15- 3/12/84.”
Hoy, al cumplirse 30 años del fallecimiento del tío Roberto, recordé aquellas fascinantes “salidas” en la ciudad que me embriagaba y, también, recordé a “El Chuenga” quizá porque el tío también era un “tierno y dulce” educador que me enseñó gambetas y golpes en tardes de medio campo y noches de cuadrilátero y cuerdas

sábado, 12 de marzo de 2016

CEREBRO MÁGICO



Telésforo (telesforoagarre@gmail.com)
Daniel Tammet Nació en Londres en el seno de una familia numerosa. Le diagnosticaron en la infancia epilepsia y sinestesia (una infrecuente capacidad para oír colores, ver sonidos o tener sensaciones gustativas al tocar un objeto).
Ante sus altas capacidades mentales (habla 11 idiomas), en su juventud fue examinado por científicos del Centro de Investigación del Cerebro de California, que, tras numerosas pruebas, le atribuyeron el “síndrome del autismo savant”. (Savant: sabio o erudito).
Asimismo, se le diagnosticó síndrome de Asperger.
El 14 de mayo (fecha en la que se celebra el ‘Día de Pi’) de 2004 recitó durante 5 horas y nueve minutos hasta 22.514 decimales de esta cifra infinita, en el Museo de Historia de la Ciencia de la Universidad de Oxford.
[π (pi) es la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro en geografía euclidiana.  El valor numérico de π en sus primeras cifras, es el siguiente: π = 3,1415 (…)]
Los matemáticos juegan a encontrar más y más decimales (números que están a la derecha de la coma). Es un entretenimiento, como jugar a la bolita, a las figuritas o mirar televisión.
Los investigadores comentan que hay personas que poseen el don del cálculo de fechas. Son personas capaces de calcular un calendario completo de atrás para adelante o al revés. Lo hacen de modo instantáneo, con absoluta naturalidad.
El caso de capacidades especiales ofrece un amplio abanico. Daniel Tammet tiene una capacidad especial para lo numérico pero hay capacidades especiales que se relacionan con el arte, el cálculo de fechas y con determinadas habilidades mecánicas y corporales.
A diferencia de otras personas con autismo que tienen dificultades para expresar sus sentimientos, Daniel Tammet ha escrito ya varios libros sobre su modo de ver el mundo.
Tammet encuentra belleza y emoción en un número primo como otra persona las encuentra en un poema, una película, una obra de teatro o en los programas de Tinelli.
Asimismo, instala las matemáticas en el universo del arte. Enfoque no original pero sí llamativo en un matemático.

sábado, 5 de marzo de 2016

LAS NUEVAS NEURONAS

Por Telésforo (telesforoagarre@gmail.com)
Un proceso clave del aprendizaje y la memoria y podría servir como herramienta para investigar la acción de fármacos y su correlación con patologías neuro-psquiátricas.
Desde hace un par de décadas se sabe que el cerebro sigue fabricando neuronas durante toda su vida, un proceso conocido como “neuro-génesis”. Sin embargo, los científicos ignoran cuál es la función de esas nuevas neuronas y de qué manera se integran con el resto de las existentes.
Ahora, un estudio revela que las flamantes células nerviosas están particularmente "ávidas" por transmitir información proveniente de los sentidos, porque tienen menos frenos o inhibiciones que aquellas ya establecidas.
Sería un mecanismo muy eficiente para codificar nuevas memorias que permitirá no sólo comprender el funcionamiento biológico del cerebro en condiciones de salud sino también en procesos degenerativos como la enfermedad de Alzheimer.
La región del cerebro donde ocurre el nacimiento de neuronas nuevas es el giro dentado del hipocampo, región esencial para la formación de diversos tipos de memoria.
La neuro-génesis tendría la función de procesar y almacenar memorias relacionadas con eventos novedosos.
A diferencia de las neuronas maduras, LAS NUEVAS NEURONAS son muy eficientes para transmitir información a otros grupos de neuronas con las que están conectadas.
Desde el punto de vista eléctrico, están hipersensibles y alertas, con una gran avidez por transmitir nueva información proveniente de los sentidos como la visión o el olfato.
Las neuronas nuevas y jóvenes adquieren ese alto grado de excitabilidad porque están "desenchufadas" de los mecanismos típicos de inhibición a la que se encuentran expuestas el resto de las neuronas maduras del circuito.
Entender en profundidad cómo se remodelan los circuitos del hipocampo adulto podría servir para inspirar, en el futuro, posibles estrategias de reparación cerebral.
(Ver: Alejandro Schinder, jefe del Laboratorio de Plasticidad Neuronal del Instituto Leloir y Revista NEURÓN)