viernes, 8 de enero de 2010

ALPARGATAS SÍ, LIBROS NO


San Cirilo de Alejandría (376-444), obispo y teólogo cristiano, padre y doctor de la Iglesia, famoso por su refutación del nestorianismo.

Nacido y educado en Alejandría (Egipto), en el año 412, fue elegido patriarca de esa diócesis, sustituyendo a su tío Teófilo. Poco después, inició una frenética actividad contra la comunidad no-cristiana y los centros “paganos” de la ciudad.

Creo, organizó y dirigió personalmente a los monjes Nitrianos, una secta de seguidores fanáticos de Cirilo, una suerte de “camisas negras” (camicie nere) o “escuadrón de acción” (Squadre d'Azione) que empleaban la violencia contra los no-cristianos y se apropiaban de sus bienes.

A la cabeza de los monjes Nitrianos, san Cirilo saqueó y clausuró las iglesias no-cristianas y, en represalia por los ataques de los judíos hacia los cristianos, agredió a los habitantes judíos de Alejandría, destruyendo sus hogares, expulsándolos de la ciudad y confiscando sus bienes.

Por delegación del papa Celestino I, presidió el Concilio de Éfeso (431), en el que se destacó como uno de los más firmes opositores al nestorianismo. Las principales aportaciones teológicas de Cirilo de Alejandría estuvieron relacionadas con la cristología y la mariología. En Éfeso, se mostró firmemente aferrado a la doctrina ortodoxa de la Iglesia, basada en la dualidad de naturalezas (divina y humana) y unidad de persona de Cristo. Asimismo, defendió con ardor el título de “Madre de Dios” (del griego Theotokos, ‘portadora de Dios’) para la Virgen María. Prolífico escritor, sus obras son ricas en ideas, profundas en desarrollo y penetrantes en lo que se refiere a contenidos. Gran parte de ellas son comentarios sobre las Sagradas Escrituras o exposiciones doctrinales.

Considerado uno de los padres de la Iglesia oriental, fue proclamado doctor de la Iglesia en 1882. La Iglesia católica conmemora su festividad el 27 de junio, mientras que la Iglesia oriental la celebra el 9 de junio.


Hipatia de Alejandría (Egipto) nació en esa ciudad en el año 370 y murió en la misma ciudad en marzo del año 415. Era hija del matemático y filósofo Teón de Alejandría y estudió matemáticas bajo la guía e instrucción de su padre. Hipatia llegó a ser directora de la escuela platónica de Alejandría hacia el 400 d. C. Allí impartía clases de matemáticas y filosofía, enseñado la filosofía neoplatónica. Hipatia basaba sus enseñanzas en Plotino y en Iámblico y enseñó las ideas filosóficas con énfasis científico. Todos los comentaristas la describen como una maestra carismática.

Hipatia redactó con su padre, Teón de Alejandría, las once partes del comentario al Almagest de Ptolomeo. También, fue coautora de una nueva versión de los Elementos de Euclides que se ha convertido en la base para todas las ediciones posteriores.
Además, escribió comentarios sobre la Arithmetica de Diofanto, las Cónicas de Apolonio y sobre los estudios astronómicos de Ptolomeo.

Los trabajos que han llegado a nuestros días son solamente en matemáticas y astronomía (donde se le reconoce aportes sustanciales) aunque no se descarta que haya producido escritos filosóficos.

Asimismo, historiadores de la época enfatizan la labor de Hipatia como una excelente recopiladora, editora y preservadora de obras matemáticas anteriores.
Hipatia llegó a simbolizar aprendizaje y ciencia, lo que para los cristianos era “paganismo”. Sin embargo, entre los alumnos a los que enseñó en Alejandría había muchos cristianos importantes. Uno de los más famosos es Sinesio de Cirerne, quien después sería obispo de Temópolis. Se conservan muchas de las cartas que Sinesio escribió a Hipatia, llenas de admiración y respeto por las habilidades científicas y pedagógicas de Hipatia.

En el 412, Cirilo (después San Cirilo) se convirtió en patriarca de Alejandría y consideró a Hipatia como el centro del “paganismo” en la ciudad tanto por sus posiciones científicas (sobre todo por sus estudios matemáticos) como por su elocuencia y autoridad.

Tiempo después, Cirilo ordenó a los monjes Nitrianos (“piqueteros cirilistas”, en el decir argentino) que asesinaran a Hipatia. La científica y docente, tal cual lo había ordenado Cirilo, fue torturada y asesinada en un templo cristiano.

El asesinato de Hipatia, ordenado por san Cirilo, marcó una ruptura en el universo científico de Alejandría porque numerosos investigadores emigraron y la ciudad dejó de ser un centro importante de investigación científica.


Los siglos han pasado y la mirada de Dios confunde, frecuentemente, a Hipatia con san Cirilo.

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