miércoles, 20 de abril de 2011

Las cárceles bonaerenses



Los detenidos (alojados en el penal número 3 de San Nicolás) fabrican cerca de 150 mil hostias por mes para ser distribuidas en las parroquias de la diócesis de San Nicolás y de los santuarios que lo soliciten. Miguel (de 60 años), Walter (de 25) y Leo (de 18) son los presos que coordinan el emprendimiento. Fabián, un liberado, es el encargado de distribuir la producción de hostias.

"Dios se hace presente en la hostia y que ese pan salga de un lugar tan marginal como la cárcel es muy simbólico; esta labor tiene ese sentido religioso", dijo el capellán del penal número 3 de San Nicolás, Damián Vidano, quien graficó que "Jesús compartió la última cena con sus amigos y parte de esos amigos son estos presos excluidos, que se equivocaron, pero algún día tienen que volver a la sociedad que no los tiene que olvidar".

La producción de hostias comenzó hace un año y se da en el marco de las actividades laborales que el ministerio de Justicia y Seguridad impulsa en las cárceles bonaerenses.

Miguel, Walter y Leo fueron capacitados por monjas de la orden de las Carmelitas, quienes también instruyeron a los catequistas que visitan la cárcel y colaboran en el proceso de producción, que se realiza con un máquina española que funciona en los talleres del penal.

Para la tarea, los detenidos se colocan gorros, delantales y guantes y empiezan con el trabajo que es totalmente artesanal. La harina y agua son la base; asimismo, deben cuidar la temperatura ideal. El proceso de la producción de hostias tiene varios pasos: hacer la masa, cocinarla, realizar las planchas, humedecerlas, tamizarlas, cortarlas y embolsarlas.


(¿Será por las manos que la produjeron que el niño no quiere tragarla o tendrá una faca adentro?)

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