La empresaria americana Maureen Rorech Dunkel (quien adquirió en un remate -1997- catorce lujosos vestidos de Diana Frances Spencer, por 700 mil dólares) subastará los 14 vestidos, algunos de ellos confeccionados por los más importantes diseñadores de moda del planeta, en Toronto (Canadá) el 23 de junio.
El lote de los 14 vestidos fue parte de un total de 79, rematados como ayuda a causas humanitarias por Diana de Gales.
En la gala benéfica de Toronto, la estrella de la jornada será un vestido azul nocturno de seda y terciopelo diseñado por Victor Eldestein que Diana llevó cuando bailó con John Travolta durante una cena en la Casa Blanca en 1985, invitada por el entonces presidente Ronald Reagan y su esposa Nancy. Las fotos de aquel baile con un joven y estilizado Travolta, cargadas de un coqueteo sutil y silencioso, recorrieron el mundo y potenciaron la imagen de libertad y frescura de la Princesa. Esas virtudes, como era de esperar, nunca fueron aceptadas por la Corona británica[i].
Los vestidos forman parte de una muestra que recorrió el mundo tras la muerte de la princesa, en agosto de 1997. En los últimos años, fueron exhibidos en hoteles de las cadenas Hard Rock y Walt Disney.
Los trajes de fiesta que saldrán a subasta incluyen piezas encargadas entre 1985 y 1994 a diseñadores como Catherine Walker, Bruce Oldfield y Zandra Rhodes.
La colección incluye la pieza diseñada por Oldfield de seda y terciopelo marrón que Diana lució en la gala de presentación de la obra Los Miserables en Londres en 1985, como así también el vestido de gasa y seda con detalles de vidrio y perlas que Rhodes le confeccionó especialmente en 1987. También, la muy sensual pieza (con la espalda al descubierto) de color crema que Diana llevó durante el banquete de recibimiento al rey y la reina de Malasia en 1993.
Dunkel –la empresaria que se desprenderá de los modelos– admitió que se sentía personalmente afectada por tener que deshacerse de la colección. “Mi única esperanza –dijo– es que los nuevos dueños, cualquiera sean sus nombres, puedan disfrutarlos de la manera que yo lo hice y que, de algún modo, puedan utilizarlos para asistir a aquellos que lo necesitan”.
Tan solo dos meses después de la trágica muerte de Diana, Dunkel inauguró una fundación con el nombre de “La princesa de la gente” y creó la exhibición itinerante “Vestidos humanitarios” con los que recorrió, durante una década, tres continentes.
Antes de subastarlos, Diana abrigaba la idea de que su lujoso vestuario (sucedáneo de un estilo de vida que ella intentó atemperar con algunas iniciativas) sirviera para caridad. Como le dijo a la revista Vogue en 1997, poco antes de morir: “Tengo la esperanza de que la gente que compre mis vestidos los utilice para darle apoyo y socorro a aquellos que lo necesitan”.
[i] Al promediar la cena, Nancy Reagan llamó a John Travolta y le dijo (refiriendose a Diana): “Tú tienes la manera de hacer que esta noche sea inolvidable para ella.” Más tarde, cuando John y Diana bailaban, Nancy Reagan ordenó a la orquesta ejecutar una melodía lenta y envolvente.
Tal cual Nancy Reagan lo intuía y lo impulsó, Diana y Travolta tuvieron un sexo de alto voltaje.
No fue la única alegría sexual que tuvo la princesa de Gales, aquel 1985 en tierras americanas. Dos días después de su encuentro con Travolta, Diana (sin rodeo) citó a John Kennedy (Jr.) al Fontainebleau Hotel, suite A1C, donde, en los años 60, el entonces presidente de la USA, John F. Kenndy mantenía relaciones sexuales con el ícono erótico americano, Marilyn Monroe.
Cuando se despedía de los periodistas en el aeropuerto, acompañada por su esposo, el príncipe Carlos, Diana dijo que tuvo “dos razones” para ser feliz en América.
Años después, ya separada de Carlos, elogió, ante a su biógrafa, la sexualidad de John Kenndy (Jr.) y la felicidad vivida con Travolta.
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