domingo, 31 de julio de 2011

EL VATICANO, IRLANDA Y “LOS SACERDOTES PEDÓFILOS”




En un hecho de gravedad sin precedentes al menos en la historia de la Iglesia contemporánea, el gobierno de Irlanda, uno de los grandes bastiones del catolicismo en Europa, acusó al Vaticano de haber protegido a sacerdotes pedófilos que abusaron de al menos de 40 niños.

“Esto ocurrió hace tres años, no tres décadas”, dijo con vehemencia el primer ministro irlandés Enda Kenney. En el centro del escándalo mayúsculo, que deja en ruinas una relación tan importante "que no volverá a ser la misma", está el obispo John Magee, quien fue secretario de tres papas (Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II), antes de ser promovido a obispo de Cloyne, cargo al que tuvo más tarde que renunciar.

La diócesis de Cloyne, en el condado de Cork, al sudeste de la isla de Irlanda, fue el escenario de uno de los más recientes y explosivos casos de curas pedófilos investigado por el gobierno.

Hace unos días, el Ministerio del Interior dio a conocer el informe de 341 páginas sobre de denuncias presentadas en la diócesis del obispo Magee entre 1996 y 2009. Las víctimas infantiles fueron 40 y los sacerdotes que abusaron sexualmente y vejaron a los chicos fueron 19 clérigos de la diócesis. Solo tres están bajo proceso, porque la mayoría ya murió o están sobreseidos por la edad.

El primer ministro Kenney no ocultó su disgusto al explicar al Parlamento el contenido del informe. “Por primera vez en Irlanda, un informe sobre los abusos sexuales cometidos contra niños revela un intento de la Santa Sede de obstaculizar una investigación en una república soberana y democrática sobre hechos ocurridos hace tres años y no tres décadas”.

“El informe Cloyne”, agregó el jefe del gobierno de Dublin, “pone en claro la disfunción, la desconexión de las realidades, el elitismo y el narcisismo que dominan en la cultura del Vaticano”.

“La violación y la tortura de niños fueron subestimadas o gestionadas para acomodar a la institución, su poder y su reputación”, aseguró. El Parlamento suscribió una declaración por unanimidad de condena contra la conducta de la Iglesia católica irlandesa y el Vaticano.

Mientras el canciller irlandés convocó al nuncio apostólico para que el embajador trasmita las protestas a Roma, el ministro de Justicia Alan Shatter prometió aprobar una nueva ley que establecerá penas de cárcel para quienes oculten el conocimiento de sospechas de abusos de niños”.

El ministro dijo que era un angustioso interrogante saber cuál es la situación en las otras diócesis, 23 de las cuales aún no han sido investigadas. En ellas se podrian ocultar hasta hoy evidencias de crimen lo que “representa una amenaza actual para los niños”.

Una seguidilla de escándalos por abusos sexuales de decenas de curas irlandeses que fueron revelados desde 1994, ha echado por tierra el prestigio inmenso que tenía la Iglesia de Irlanda entre los fieles.

La magistrada Yvonne Murphy encabezó una comisión que lleva su nombre que investigó los casos y que concluyó que el obispo John Magee y sus colaboradores ocultaron información a la policía. Magee también afirmó más tarde que se estaban adoptando medidas, que en realidad ignoraba.

El Vaticano fue acusado de haber influído a partir de 1997 para que no se “hiciera escándalo” por estos casos.

El Papa Benedicto XVI, abrumado al llegar al papado por la enorme cantidad de casos de pedofilia en la Iglesia mundial, ordenó la “tolerancia cero” contra los abusadores y en febrero de 2010 envió una dolorida carta a los fieles irlandeses. También convocó a 24 obispos de la isla y les dijo que dejaran de ocultar o disminuir las responsabilidades por los casos de pedofilia.

Pero hace unas semanas, el arzobispo de Dublin, Diarmuld Martin, llamó en causa a los colaboradores del Papa en la Curia Romana por no haber seguido con eficacia las disposiciones del pontífice para contrastar el fenómeno. El arzobispo lamentó retardos en la difusión de los resultados de las visitas apostólicas de inspección en algunas diócesis.

El portavoz del Papa, padre Riccardo Lombardi, lamentó “con dolor” la situación pero pidió que el debate sea realizado “con la necesaria objetividad”.

[Usted que envía su hijo a un colegio católico, no duerma tan tranquilo. Hable más con su hijo; obsérvelo. Ausculte (con disimulo) su ropa interior; puede encontrar marcas significativas. Una violación se puede superar con una buena terapia, si actúa a tiempo.]

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