La Iglesia católica holandesa compensará a las víctimas de abusos sexuales perpetrados en sus internados entre 1960 y 1970. Las indemnizaciones sumarán unos 5 millones de euros y serán abonadas a partir de diciembre.
Se ha establecido la siguiente taxonomía:
a) Para las insinuaciones o gestos sexuales que atenten contra la integridad física o mental del menor, la Iglesia desembolsará 5.000 euros.
b) Si hubo tocamiento de genitales, la víctima recibirá 7.500 euros.
c) En caso de violación, serán abonados 25.000 euros.
d) Si el abuso fue excepcional y prolongado, y las secuelas psíquicas permanentes, pagarán hasta 100.000 euros.
Los hechos prescritos también serán indemnizados. Hasta el momento, 48 personas están ya en la lista de espera para recibir las sumas.
La decisión ha sido tomada después de que la Conferencia Episcopal y la Conferencia de Religiosos de Holanda recibieran unas 500 denuncias (a través de su oficina, Ayuda y Derecho) y aceptaran la propuesta de pago establecida por la Comisión Siewert Lindenbergh.
El acuerdo económico es firme, pero la iglesia ha impuesto condiciones estrictas para desembolsar el dinero. Solo podrán recibirlo los demandantes que hayan presentado denuncias ante la nueva Comisión de Quejas Sexuales, dirigida por la jerarquía eclesiástica. Una vez cursada, la queja deberá ser probada por la justicia ordinaria, con una confesión del agresor, o bien por la propia Comisión religiosa.
Los grupos de apoyo a las víctimas, y sus abogados, temen que los psicólogos y juristas designados por la curia para estudiar las denuncias no sean del todo independientes.
Por otra parte, el martes presentará su propia evaluación la Comisión Deetman, ordenada por el Gobierno. La misma se ocupa de analizar “todos” los abusos sexuales cometidos en el seno de la iglesia católica holandesa desde 1945. En su caso, se han abierto 2.000 expedientes con las denuncias recibidas.
(Cuando las demandas lleguen a estas orillas, la Iglesia Católica Argentina va a necesitar varios ANSES para indeminizar a la muchachada. ¡Aguante el cura Grassi… y los "grasitas"!)
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