sábado, 5 de noviembre de 2011

¡TIRÁTE UN PASO!



Como parte de un experimento diseñado por Trang Nguyen, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), los maestros (en Madagascar, África) tienen reuniones con los padres a quienes se les brinda información sobre los retornos económicos de la educación. De manera notable, la sola información mejora los resultados académicos de un amplio conjunto de alumnos que antes del experimento subestimaban los beneficios monetarios de la educación; asimismo, incrementa sustancialmente las probabilidades de que esos alumnos terminen la escuela.

El profesor Robert Jensen, de la Universidad de Brown, repitió el experimento en estudiantes de República Dominicana.

Philip Oreopoulos, de la Universidad de Toronto, también lo hizo con los canadienses. Una y otra vez el mismo resultado: darles información a los alumnos sobre las ventajas económicas de estudiar mejora los rendimientos y disminuye las tasas de abandono.

Se debe tener en cuenta que los productos del proceso educativo no se reducen a las mejores posibilidades que una persona tiene en el mercado laboral, sino que también existen muchos beneficios difíciles de cuantificar monetariamente (capital social, autosatisfacción, vida de relacion y otros) que son incorporados en mayor o menor medida por los estudiantes.

También, las “externalidades” del proceso educativo, en el sentido de beneficios que trascienden a la propia persona y derraman en la sociedad.

En la Argentina, hay quienes piensan que por los problemas del mercado laboral los títulos están devaluados.

Algunos números de la Encuenta Permanente de Hogares del INDEC dicen que en la zona de La Plata (capital del la provincia de Buenos Aires, Argentina) los varones ganan un 25% más que las mujeres, incluso teniendo en cuenta igual nivel educativo y edad.

Cada año de edad incrementa los salarios un 7%.

Cada año de escolarización secundaria incrementa los salarios en un 5,8%.

La finalización del nivel secundario reporta un incremento de casi el 19%.

Sumando ambos resultados, un trabajador con secundario completo gana un 41,8% más que alguien que sólo completó la escuela primaria.

En los niveles superiores la rentabilidad de los estudios también es alta.

Los estudiantes con estudio terciario (no universitario) que se alzan con el título obtienen un 22,5% más en el mercado laboral comparado con quienes terminaron la secundaria y no siguieron estudiando más.

En cuanto a la Universidad, cada año de avance en los estudios incrementa los salarios un 8,3% en el mercado laboral.

La obtención del título, representa un aumento del 10,3%, de suerte tal que un graduado universitario obtiene, siempre en promedio, un salario 43,7% más alto, en comparación con quienes sólo tienen estudios secundarios.

Estudios comparativos indican que en 1986 (hace 25 años), un estudiante con secundario completo ganaba un 38,1% más que alguien que sólo había culminado la primaria.

El terciario agregaba un 22,4 % y la universidad un 42,8%.

Un universitario tiene un 38% menos de probabilidad de terminar trabajando en un empleo informal (en negro).

[¿Dicen algo los números? ¡Tiráte un paso!]

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