Por Elétor
hectorco@infovia.com.ar
"SÓLO ME QUEDAS
TÚ, SANTA UTOPÍA PARA HUIR DE MI INSTINTO CARNICERO, SOÑAR DESPIERTO, SENTIRME
TODAVÌA COMO ERA YO CUANDO ERA DON QUIMERO" Miguel Ángel
Asturias
Bella
poesía la de Asturias.
Cuantas
reflexiones podríamos hacer sobre esa palabra "UTOPÍA" hoy
desvalorizada y enmascarada por el mal llamado pragmatismo y que sin darnos cuentas lo fuimos aceptando como una
verdad a ultranza. Con ello dejamos paso sin ofrecer resistencia el lado oscuro
y maligno de estos tiempos que alguien bautizo como "crueles y estúpidos”.
Nietzsche ha dicho que vivimos en una atmósfera nihilista. Hemos perdido tal
vez el sentido de “fin”, que era una categoría que nos lanzaba tal vez a mundos
"quiméricos" pero que permitían respirar y restablecer fuerzas para
luchar por un mundo mejor. ¿Era un futuro posible construido por la razón y la
imaginación pero irrealizable?
Tal vez
hayan sido una frágil copia de los "paraísos ultraterrenos" que
fueron patrimonio de casi todas las culturas. Hemos optado por construir un
mundo sin trascendencia posible y con ello hemos mutilado a la imaginación y
también a una sana “razón” quitándole su faz creadora. Ya no quedan espacios
para la salvación.
Pero creo que individualmente tendremos que rescatar lo que
dice Asturias.
Por más que
me digan que es una ilusión y que más bien se parece a una fábula, creo que hay
seguir alimentando "utopías". ¿Quién puede decirnos que eso que nos
dicen que es realidad, no es también otro mundo alternativo ilusorio pero que
es un producto de una pesadilla producida por una comida indigesta
(consumismo), compuesta de carne triturada y sangrante?
Prefiero
las comidas espirituosas que me permitan habitar otros mundos más equilibrados
aunque algunos lo denosten como la consecuencia de la "debilidad" y
que disminuyan la voluntad de dominio con que está signada nuestra cultura
contemporánea globalizada. En fin, que nos sigan llamando despectivamente
“utópicos” (es decir sin tiempo ni espacio definidos) que tal vez ese mal
llamado sueño que no tiene realidad ninguna sea el proyectado horizonte que nos
lance al verdadero ser que alimenta a la auténtica vida.
La gran
mentira contemporánea y que tiene como consigna “PARA SOBREVIVIR HAY QUE SER
SANGUINARIO Y DESTROZAR AL PRESUNTO ENEMIGO” se ha convertido en una verdad
irrefutable para muchos que sólo pueden alimentar odios y destrucción. Creo que
ese charco de fango hay que cruzarlo con la barca de un pensamiento emparentado
con lo quimérico de la utopía para poder apreciar desde la otra orilla que la
vida merece vivirse de otra manera.
“El cálculo y el
pragma
Desbarataron a la razón
contemplativa
Y a la meditación orante;
Nos colocamos ante el mundo
Como jueces implacables,
Como siendo la medida de todas
las cosas
Y desechamos la búsqueda de los
orígenes;
Y negamos el orden de todos los
seres;
Y como dioses disolutos
Creamos y destruimos por placer
Y con obstinación impedimos que
las cosas sean.” H.C.