Por Mario Ibarra (*)
mario@copetel.com.ar
[Las
siguientes líneas se refieren a la asamblea que, en la ciudad de Roma, elegirá al sucesor de
Benedicto XVI, el mes de marzo del año 2013]
Sobra decir que quienes se reunirán en cónclave y quienes ejercerán el
voto para la designación del nuevo Papa son en concreto 118 cardenales
provenientes de Europa (62), América del Norte (14), América latina (19),
África (11), Asia (11) y Oceanía (1). Basta con observar que 62 de los votantes
–casi la mitad– provienen de Europa, donde, "hoy", sólo habita el 24 por ciento de
los católicos del mundo. América latina, donde vive el 40 por ciento de los
católicos, sólo tiene 19 cardenales electores, apenas por debajo en número de
los 14 cardenales de América del Norte (11 de Estados Unidos), cuando esa parte
del mundo representa el 24 por ciento del catolicismo. La vieja Europa, que
otrora fue católica y que ya no lo es tanto, sigue manteniendo un peso excesivo
en la elección; muy por encima de lo que esas iglesias significan en el
escenario del catolicismo mundial.
Eso sin contar a la muy católica Italia: 28 cardenales electores. A la
vista está que en su conformación, el cónclave expresa una posición dominante
del Primer Mundo y un poder débil de los países del Sur; incluso teniendo en
cuenta el número de fieles católicos.
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