Por Telésforo
De vez en cuando, emerge una nueva teoría, enfoque o sospecha
sobre “el cerebro humano”.
Hace algún tiempo rondaba la sospecha de que el cerebro
humano no era uno sino 3.
Sí, 3: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tres en 1.
Esa teoría habla de un “cerebro
reptiliano” (de reptil), que se ocupa de las funciones de nuestro instinto:
que lata el corazón, que los órganos tengan movimientos involuntarios, que
respiremos y otras lindezas.
El segundo cerebro es el “límbico o mamífero” y está relacionado con las emociones y la toma
decisiones.
El tercero y último es “el
córtex o cerebro del ´homo sapiens´”. Es el cerebro que tiene que ver con
la razón, el lenguaje, la
lógica. Es un cerebro que no toma muchas decisiones porque
tiene capacidad de decidir cuando tiene tiempo y cuando puede comparar.
Otro mito habla que en la “especie humana” hay 2 cerebros: el del varón y el de la
mujer.
El cerebro poseería, según esta leyenda, una
estructura diferente en varones y mujeres.
Esta diferencia radica en que el cerebro masculino
y el femenino se forman a partir de distintos programas genéticos, lo que
provoca una gran cantidad de variaciones anatómicas. Por este motivo, existen
diferencias en los circuitos neuronales y en las sustancias químicas que
transmiten los mensajes entre las neuronas.
La evidencia de que no existe un único cerebro
humano, sino dos, explica por qué los varones y las mujeres desarrollan
distintos trastornos mentales y por qué algunos fármacos dan resultado en un
sexo y no en otro.
Además, el sexo influye en cómo se utilizan algunas
regiones cerebrales, lo que explica por qué los varones y las mujeres procesan
la información emocional de manera distinta o por qué el dolor crónico afecta
más a las mujeres que a los varones.
Una última sospecha en relación al cerebro
humano (que ha ganado espacio en los medios sociales de comunicación) es que el
cerebro es el responsable de la infancia prolongada de los humanos en
comparación con la de otros mamíferos.
El desarrollo del cerebro humano consume tanta
energía que demora el desarrollo físico del individuo.
“Esto explica
por qué los niños crecen a un ritmo tan lento que se parece más al de los
reptiles que al de los mamíferos”, afirman los investigadores.
(Obsérvese el uso del término “reptil” y
derivados; como en la Biblia.)
La hipótesis afirma que el elevado costo
energético del desarrollo del cerebro humano explica el crecimiento lento en
los años que preceden a la edad adulta.
(De tal suerte, señora mamá, comprenda al boludón
de 35 años que duerme hasta las 12 del medio día: ¡está creciendo!)
Estas son leyendas, ficciones, mitos sobre el
cerebro humano. Ficciones que vienen desde el fondo de los tiempos y que serán
enriquecidas en lo tiempos por venir. El único que conoce el cerebro humano es
Dios porque él lo creó y el cerebro humano creo a Dios en un arcano que no se
puede comprender en esta configuración
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