Por Telésforo
telesforoagarre@gmail.com
Según cuenta la leyenda, hace unos 400
millones de años hubo peces que salieron de los océanos y comenzaron a explorar
la tierra. Así
nacieron los primeros tetrápodos, anfibios, reptiles, aves y mamíferos que
conocemos en la actualidad.
Durante años, esta versión fue duramente
criticada y toda investigación al respecto fue prohibida por las instituciones
religiosas porque ellos tenían otro relato.
Pero con el correr de los años, la
comunidad científica fue trabajando arduamente para intentar instalar en la
población mundial la idea de que todos los seres vivos tenemos un antepasado en
común y que venimos del agua.
Sin embargo, todavía no se conoce cómo fue
que estos antiguos peces utilizaron su cuerpo y aletas para adaptarse al
ambiente terrestre.
Los procesos evolutivos que tuvieron estas
especies siguen siendo ignorados por los científicos.
Para intentar comprender qué sucedió cuando
los peces salieron del mar por primera vez, investigadores de la Universidad Mc Gill
(en Canadá) fijaron su atención en un pez llamado “Polypterus senegalusm”,
especie africana que puede respirar aire, "caminar" en tierra y tiene
características muy similares a los antiguos peces que evolucionaron de los
tetrápodos.
[Tetrápodo,da [De tetra(cuatro)-
y ‒́podo(pie)]. adj.
Zool. Se dice de los
animales vertebrados que poseen “dos” pares de extremidades pentadáctilos (cinco
dedos)].
Durante casi un año los científicos criaron
en tierra a un ejemplar juvenil de “Polypterus” con el objetivo de descubrir
cómo actuaban y se movían estos peces en ese ambiente.
Los académicos publicaron sus conclusiones
en la revista “Nature”. "Queríamos
utilizar este mecanismo para ver qué nuevas anatomías y comportamientos
podríamos desencadenar en estos peces y ver si coinciden con lo que sabemos de
los registros fósiles", explica Emily Standen, responsable del
proyecto.
Según el informe, el pez mostró
significativos cambios, tanto en su anatomía como en su comportamiento.
Aprendió a caminar con mayor eficacia colocando sus aletas cerca de su cuerpo,
levantó la cabeza y evitaba que sus aletas resbalaran tanto como los peces que
fueron criados en el agua.
"Anatómicamente
su esqueleto pectoral cambió para hacerse más alargado con uniones más fuertes
a través de su pecho, posiblemente para aumentar el apoyo al caminar, y
disminuir el contacto con el cráneo para potencialmente permitir un mayor
movimiento del cuello y cabeza", describe Trina Du, quien también
participó en el estudio.
Este experimento con el “Polypterus”
llevado a la tierra es único, indicaron los científicos. Además ofrece nuevas
ideas sobre cómo los peces fósiles pueden haber utilizado sus cuerpos en un
ambiente terrestre, considerando los procesos evolutivos que estaban en juego.
"Este
es el primer ejemplo que conocemos que demuestra que la plasticidad del
desarrollo puede haber facilitado una transición evolutiva a gran escala,
mediante el acceso a nuevas anatomías y comportamientos que más tarde podrían
ser fijadas genéticamente por la selección natural", asegura el
investigador Hans Larsson.
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