sábado, 15 de noviembre de 2014

¿MADRE VAMPIRO?

Por Telésforo

Maysi es el nombre de la niña que supo vivir a pesar de nacer con una grave enfermedad: cuando aún se encontraba en el vientre de su madre le diagnosticaron una total falta de plaquetas y hemoglobina en la sangre.
Su madre (Emma Vignes) estaba en la semana 34 de embarazo, en el mes de diciembre del año 2009, cuando decidió ir al médico ya que no sentía mayor movimiento en su vientre. En ese momento, los doctores se dieron cuenta de que la situación era complicada así que le ordenaron a la señora que se internara para realizar en ella una inmediata cesárea.
Es cierto que de vez en cuando, la ciencia se ve enfrentada a casos de difícil explicación científica.
Algunos lo califican así, pero hay otros que definen acontecimientos similares directamente como un milagro. La excepcionalidad de este caso dejó perplejos a los médicos que después de intervenir quirúrgicamente a la madre para sacar a Maisy, se encontraron con una realidad muy adversa.
Luego de salir del vientre materno, los exámenes determinaron que tenía apenas una ligera sustancia plasmática en sus venas pero nada de sangre, (cero absoluto de hemoglobina).
Los doctores del Hospital Regional de Waterford aseveraron que la propia madre fue quien absorbió la sangre de la niña durante la etapa de gestación.
Esto se demostraba en el color de la piel que presentaba la recién nacida, quien tuvo que recibir las primeras transfusiones a través del cordón umbilical.
La historia de la pequeña Maisy ha llamado la atención del medio científico a nivel mundial Así, los primeros meses de vida de la pequeña estuvieron marcados por pésimas expectativas. Sin embargo, todos los pronósticos fueron derribados cuando a los 15 meses, Maisy pronunció su primera palabra: "Dadá".
Los estudiosos ratificaron que la situación se debió a que la propia madre absorbió la sangre del feto mientras se empezaba a desarrollar, lo cual significa una situación atípica.
Para los científicos, este caso demostró la eficacia de la técnica aplicada; permitió el desarrollo normal de la niña y abrió un sendero para intentar resolver casos similares.
Aunque también reconocen que biológicamente bordea el milagro el hecho que se haya desarrollado en esas circunstancias.
Ahora, cuatro años después, la niña que nació sin sangre ha comenzado a asistir a la guardería de una escuela nacional de su ciudad natal, Waterford, como cualquier otro niño de su edad. Atrás, quedaron los temores de daños cerebrales irreparables o, incluso, la muerte.
[Waterford: ciudad situada al “sur” de Irlanda. Fundada por los vikingos en el 914. 50.000 habitantes.]

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