sábado, 23 de enero de 2016

LA CONDUCTA DE LOS ANIMALES

Por Telésforo (telesforoagarre@gmail.com)
Temple Grandin es autista y una reconocida autoridad mundial en bienestar animal.
A partir de su práctica y sus investigaciones, produjo ideas revolucionarias en torno al manejo de los rodeos bovinos (vacas).
Su sensibilidad le permitió un gran conocimiento del comportamiento animal, el cual derivó en el diseño de mangas e instalaciones para mataderos que reducen significativamente el sufrimiento de la hacienda y que hoy se utilizan en la mitad de los establecimientos americanos.
En entrevistas y conferencias señala que uno de los errores más comunes que se cometen en el manejo de la hacienda es gritar y utilizar palos para arriar a los animales”.
Insiste en que “hay que empezar por esta premisa básica: no gritar, no pegar. Después, hay muchas cosas que se pueden aprender”.
Enseña que “los animales siempre se mantienen a una distancia segura de los hombres y tratan de tenerlos a la vista”. Asimismo, indica que los grupos de bovinos tienden a moverse en sentido contrario al del peón-arreador.
Por esta razón, para mover a un grupo de animales en cierta dirección, el peón-arreador debe caminar en la dirección contraria a la deseada por los animales.
Estos principios se cumplen en todas las especies que viven en manada, explica la profesora Temple Grandin.
También, ha desarrollado el concepto del PUNTO DE BALANCE, que se encuentra en la “cruz del animal”.
Todas las especies de ganado se moverán hacia adelante si el peón-arreador está ubicado detrás del punto de balance, y retrocederán si está ubicado adelante de dicho punto.
Una vez que están adentro de “una manga”, los bovinos y los porcinos tenderán a avanzar sin necesidad de aplicarles picanas eléctricas si el peón-arreador camina hacia atrás, en dirección opuesta a los animales, pasando sucesivamente el “punto de balance” de cada uno de ellos.
La profesora Temple Grandin cuenta que en algunos establecimientos lecheros, los administradores comprobaron que los cepos que sujetan a las vacas aumentan su nivel de estrés, y que esto se debe a los métodos empleados la primera vez que se usó el cepo.
Siempre, hay que hacer que los animales asocien el cepo con la comida. Si el cepo es asociado con inyecciones, es más probable que la vaca le tenga miedo. Para evitarlo, la primera experiencia del animal en el cepo debe ser alimentarse”, recomienda.
Indica que ella se encarga de entrenar personas que se dan cuenta de que sin gritar o golpear a los animales, todo es mucho más simple.
Sin embargo, aclara, hay otra gente que necesita ser supervisada, y hay otra que directamente no debería trabajar con hacienda porque es muy agresiva.
También, dedica unas líneas para los empresarios ganaderos en relación a sus observaciones: “Los beneficios son económicos, porque un rodeo calmo tiene mejores ganancias de peso, mejores tasas de preñez y menores golpes, que generan daños y pérdidas en la carne”.

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