Una científica británica (Brooke Magnanti, especialista en cáncer infantil) que trabaja como investigadora en la Universidad de Bristol recibió el respaldo de su empleador tras revelar que era la autora de un blog donde revelaba las vivencias de una prostituta.
La doctora Brooke Magnanti, de 34 años, confesó este fin de semana al diario Sunday Times que fue ella quien, bajo el seudónimo de "Belle de Jour", relató sus experiencias durante los dos años en los que, para financiar sus estudios de doctorado, trabajó en una agencia de prostitución de lujo.
Magnanti detalló estos encuentros durante los años 2003 y 2004 en un blog que se hizo muy popular y en un libro publicado al año siguiente (2005) bajo el título "Las aventuras íntimas de una prostituta de Londres". El libro inspiró, a su vez, una serie de televisión de 16 capítulos que se emitió en varios países.
La revelación puso fin a seis años de especulaciones sobre la misteriosa identidad de la prostituta.
La doctora Brooke Magnanti tomó (en su blog) el seudónimo de "Belle de Jour" de una película (1967) de Luis Buñuel en la que Catherine Deneuve interpretaba a una común madre de familia que trabajaba por las tardes en una casa de citas.
La señora Magnanti trabaja actualmente en una investigación sobre los efectos que puede tener en los bebés la exposición de sus madres a los productos químicos tóxicos, en un instituto perteneciente a la Universidad de Bristol, el Bristol Initiative Research of Child Health.
"Es una investigadora, es sólo un miembro del personal y lo que hizo en el pasado no tiene relevancia para lo que hace actualmente", comentó un portavoz de la Universidad.
En su blog, la doctora Magnanti explicó que había decidido salir a la luz porque "mantener una doble vida" era "demasiado difícil a largo plazo" y que, con los años, se dio cuenta de que su vida de prostituta sería siempre "una parte" de sí misma.
Afirma que se siente "mejor" por "no tener que mentir y ocultar cosas a la gente que me importa".
Las siguientes son antigüedades: “sexo por dinero”, “el oficio más antiguo del mundo”, “todas lo son”, “reputa con mi marido”, “prostituta con libreta”, “billetera vence galán” y la lista es larga.
Prefiero detenerme en ese momento de soledad, como el eterno girar de los cuerpos celestes en el infinito espacio, en que la doctora Magnanti decidió contar a la especie humana una experiencia, tal vez, no excesivamente grata. También esto es frecuente pero ella tuvo la posibilidad de hacerlo por unos pocos dólares y el conocimiento de ciertos rudimentos informáticos. A un clic de decir “su” verdad; esto no es tan antiguo; ¿un lustro?
También, me resulta interesante la declaración del portavoz de la universidad: “lo que hizo en el pasado”. ¿Prohibirá el ejercicio de la prostitución, el contrato entre la doctora Magnanti y la universidad? Los contratos hay que respetarlos pero las cláusulas de los contratos que no puedan mensurarse carecen de valor jurídico.
Por último, el relato habla de una alta profesionalidad de la “agencia de prostitución”. ¿Cuándo una sociedad es eficiente, es eficiente en todo? ¡Qué cagada!
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