Por Telésforo
telesforoagarre@gmail.com
El DRAE
la define así:
ecolocación. (De eco- y el lat. locatĭo,
posición).
f. Zool.
Medida de la distancia de un objeto por el tiempo que pasa entre la emisión de
una onda acústica y la recepción de la onda reflejada en dicho objeto. Este
proceso ocurre en algunas especies zoológicas, como el murciélago, y también se
emplea en diversos aparatos.
ALGO MÁS:
La ecolocación
o ecolocalización, a veces también llamada biosonar,
es la capacidad de algunos animales de conocer su entorno por medio de la
emisión de sonidos y la interpretación del eco que los objetos a su alrededor
producen debido a ellos.
Ecolocación es un
término creado en 1938 por Donald
Griffin, que fue el primero en demostrar concluyentemente su
existencia en los murciélagos.
Varios mamíferos
poseen ecolocación: los murciélagos (aunque no
todas las especies la usan), los delfines y el cachalote.
Ciertas aves
utilizan este sistema para navegar en cuevas sin visibilidad.
El sonar
de barcos y submarinos está basado en este principio.
EL CASO DE DANIEL KISH
Daniel Kish perdió la vista a la edad de 13
meses por sufrir un blastema retiniano, una forma de cáncer que afecta los
ojos.
A los dos meses, sus padres observaron que
podía moverse por su entorno y que tenía un sentido de lo que había a su
alrededor.
Por su cuenta, Daniel Kish aprendió a
visualizar el entorno chasqueando la lengua y escuchando los sonidos
reflejados.
Kish identifica al menos dos tipos de
ecolocación que él usa: la ecolocación activa que denomina "sonar
flash" (en referencia al flash de iluminación de una cámara) y la
ecolocación pasiva que depende de prestar mucha atención a la acústica del
entorno inmediato.
Juntas son destrezas que utiliza para
compensar su falta de visión.
"Existe
el concepto equivocado de que hay que ser dotado para desarrollar esta
habilidad", dice. "Yo diría
que eso no es cierto. Uno obtiene capacidad, pero en realidad tiene mucho que
ver con la motivación que uno tenga
y con la oportunidad de poner en práctica la habilidad".
"El
cerebro es un mecanismo muy interesante, un mecanismo de enorme adaptación",
dice Kish.
Pero admite que es muy difícil que una
persona vidente aprenda ecolocación, porque carece de la motivación. "Aprender ecolocación es mucho más fácil que
aprender un idioma, lo sé porque he hecho ambas cosas", dice Kish.
"Al igual que con un idioma: si no
se usa a diario, se olvida".
"No
podemos dar por sentado que los individuos tienen restricciones", dice
Kish.
"A
juzgar por la facilidad con la que puedo enseñarle a alguien a usar un bastón y
el sonar flash, eso indica que la capacidad está, solo necesita activarse”.
No cabe duda de que nuestro cerebro nos
dota de una imaginación e innovación cuyos límites ignoramos; replicar
habilidades animales poco comunes podría ser otro de nuestros talentos infrecuentes.
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