sábado, 1 de marzo de 2014

La liberación femenina: ¡EDUCACIÓN!

Por Telésforo

telesforoagarre@gmail.com

La liberación femenina no sólo se logra con ´los autos convertibles’ (tal cual lo afirmó un empresario americano) sino también y principalmente ¡CON EDUCACIÓN!”, afirmaba el recordado educador argentino, doctor Manuel Eduardo Bitalone.
Más de 40 años después de la afirmación del doctor Bitalone,  el informe global de Unesco 2014 dice que las mujeres con primaria completa ganan el 50% de lo que ganan los varones.
Las que finalizaron la secundaria, gana el 66 % y las mujeres universitarias el 80% de los ingresos de los varones.
La maldita escuela y los vituperados docentes reducen las desigualdades de género. Esa es la conclusión del último informe global de UNESCO: cuanto más alto es el nivel educativo, menor es la brecha salarial entre varones y mujeres.
El informe de la UNESCO (“Enseñanza y aprendizaje: lograr la calidad para todos”) dice: “La educación es crucial para que las mujeres puedan tener trabajos decentes y sean capaces de tomar decisiones sobre el uso de los recursos y, por tanto, adquieran mayor control de sus propias vidas.
En los años de 1970, el doctor Bitalone (a quien  alguien llamara ´prócer de la educación´) señalaba en el curso de ingreso de la carrera de Fonoaudiología del Instituto Superior: “La Argentina alcanzó en esta década la paridad de género en la educación primaria (la mitad de los alumnos son varones y la mitad mujeres). En los próximos años, en la educación media las mujeres serán mayoría. Hoy, 2014, las mujeres representan el 58,2% de los egresados de las escuelas secundarias.
En la primera mitad del siglo 21(continuaba el doctor Bitalone), las mujeres serán mayoría entre los egresados universitarios.”
Exactamente: el 61,2% de los egresados universitarios, en la Argentina 2014, son mujeres.
Las afirmaciones de Bitalone no eran fruto del azar o de la intuición; se apoyaban en serios estudios estadísticos y análisis prospectivos.
Enseñaba que los egresados universitarios son efecto y causa (simultáneamente) de la relación de géneros en la sociedad, en un ping pong de tiros y rebotes de un partido que se juega en un espejo multifacético.
Asimismo, fijaba 3 etapas del “reinado” de la mujer en la universidad.
En la primera etapa, las mujeres tendrían supremacía en las carreras relacionadas con la EDUCACIÓN. (Etapa que “ya” se ha cumplido en la Argentina, 2014).
En la segunda etapa, la mujer debe lograr la mayoría de los egresados en las ciencias sociales y biológicas (derecho, comunicación, humanísticas y otras, entre las sociales); (medicina, odontología, fonoaudiología, ciencias de la salud y otras, entre las biológicas). En esta etapa se encuentra HOY (2014) la Argentina. Si bien la mujer no ostenta la mayoría en este segmento, está en franco crecimiento.
En la tercera y última etapa, el objetivo de la mujer es conquistar la supremacía en las ciencias duras: ingeniería, física, química, astronomía, entre otras.
Conquistada esta tercera etapa, la mujer estará preparada para igualar al varón económica y socialmente.
Hasta aquí, lo dicho por el insigne maestro.
Pero si observamos el estado actual de la educación secundaria y de la  Universidad Argentina, vemos que la mujer argentina no se está preparando para un abordaje exitoso de la tercera etapa por cuanto, de acuerdo a las pruebas PISA, en la Argentina, la brecha, entre la mujer y el varón en el dominio de la MATEMÁTICA, es inmensa a favor del varón.
Así de simple: el dominio de la matemática explica la supremacía del varón. Todo lo demás es real pero secundario u ornamental.
A manera de conclusión, una sugerencia al UNIVERSO FEMINISTA. En lugar de ensuciar con pintura las paredes de la Catedral y escribir consignas hostiles, si quieren ser EFICIENTES en la lucha por la igualdad de géneros (lucha digna y edificante), ¡estudien matemática!


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